Están por todas partes y con todos los nombres posibles: gente tóxica, chupa energías o directamente «jelipollers», con una nueva denominación pero mismo resultado: personas amargadas.

Son este tipo de gente que parece que fue creada (me niego a pensar que naciesen de forma natural) con el único objetivo de joderte la existencia. Esos que con sólo saber que van a respirar el mismo aire que tú durante más de un par de segundos te nublan el día. Y es que hay auténticos/as jelipollers por el mundo a los que más valdría poner un bozal bien cerradito para que se atragantasen con su propio veneno. Hay de todo tipo porque esta especie, que parece que se reproduce por polinización de todos los que nos encontramos en la vida, adopta diversas formas y personalidades pero al final, tarde o temprano acaba saliendo su verdadera piel, la piel de jelipollers.

Una vez que los tienes identificados aparecerán pensamientos poco racionales por tu cabeza que van desde la violencia hasta la ultra violencia. Y ya te aviso yo que no merece la pena ni la una ni la otra. Olvida ese arañazo con el que estás deseando maquillarles la cara y pasa al plan B (de Bien): Ignórales.

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1. Habla chucho que no te escucho

Quizás es un comportamiento infantil pero nada fastidia más que sentir que estás hablando con las paredes. Ya sea el típico conocido que te va a dar la chapita de oro sobre cualquier tontería de la que pasas, la tía que en mitad de una cena se fija en cómo te has dejado este año, la que te recuerda que se te pasa el arroz o el que te instruye punto por punto sobre cómo educar a tus hijos cuando los suyos van caminito del reformatorio desde la primera semana de vida. ¡Iros a la mierda! Digo… ¡Zen! Respira hondo y busca conversación en otra parte, dándoles la espalda de forma MUY obvia.

2. Dejar en visto

En las redes sociales lo tenemos fácil: deja a alguien en visto y que se dé cuenta de que no piensas contestar. ¿Malgastar segundos de tu vida contestando a algún impresentable pudiendo mirar memes de gatos? ¡No me!

Si eres como yo, una persona de sangre caliente a la que se le va el dedo con facilidad y no te fías de ti mismo para no entrar al juego en las provocaciones, borra esa conversación y así no tendrás que verla cuando vayas a escribir a otra persona. ¡Atención! Este consejo sólo vale para personas a las que, a pesar de sus «jelipolleces» quieras mantener en tu vida, al resto bórralos sin dudarlo.

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3. Sonríe con indiferencia-superioridad

Porque si no te queda más remedio que escucharle, no muestres que sus palabras te están afectando. De hecho no deberían hacerlo porque recuerda que se trata de una especie involucionada, es decir, inferior a ti.

Si se trata de una persona que aprovecha cualquier situación para decirte de todo menos bonito, intenta quedar por encima y demostrar que literalmente te resbala su opinión y actitud hacia ti. No siempre puedes contestar como te gustaría (a la yugular) ya sea porque es familia o por compromiso así que ensaya esa sonrisa tirante en la que no se te ve un sólo diente, alza el mentón y huye en cuanto puedas no sea que la estupidez sea contagiosa.

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Por último, aunque se trate de una guía de ignorar, recuerda que hay ciertos comportamientos más hardcore que deben ser enfrentados. Tú pones el límite de cuánto puedes o «debes» aguantar a un jelipoller así porque Santo Job sólo hay uno y las alas no quedan tan bien como en las películas.