Me gusta pensar que soy una persona empática, que cuando un amigo me cuenta sus problemas no me quedo en la superficialidad de sus palabras, sino que trato de ponerme en sus zapatos y darle mi opinión real sobre el asunto en concreto. ¿Cómo actuaría yo si algo así me sucediese? ¿Qué clase de consejos necesitaría yo si me encontrase en esa situación?

Supongo que no siempre lo consigo, pero creo que no se me da nada mal cuando mis amigos acuden a mi desde niña para recibir consejo y lo siguen haciendo pasados los 30. Ser empático va mucho con la personalidad de cada uno, pero es algo que también puede entrenarse. A todos nos gusta contar nuestras movidas y que nos escuchen, pero creo que es vital aprender a escuchar las de los demás y mostrarles atención para poder entablar relaciones sinceras y ante todo igualitarias con los que nos rodean.

Es por eso que con el paso del tiempo ya no tolero ciertos comportamientos a mi alrededor y he decidido quitarles la categoría de ‘amigo’ a esas personas que forman lo que yo he tenido a bien llamar El Clan de los ‘tú pasa, tía’.

giphy (2)

Ahí estás tú, con tu dramón, tus lagrimones salpicando por doquier y absorbiendo los mocos sin parar. Da igual lo que te haya pasado, pero está claro que para ti es importante y necesitas un hombro sobre el que apoyarte y unas palabras que te reconforten. Se lo cuentas a tu amiga/o buscando ese ánimo, ese consejo vital que te ayudará a salir adelante. Pero lo único que sale de su boca es un triste y agudo:

– PERO TÚ PASA, TÍA.

Seguramente acompañado de alguna frase del tipo: hay más peces en el mar; no es para tanto; bueno mujer tranquila; ayyyyyyy; o en el mejor de los casos: ‘buah, eso no es nada, a mi ayer….’.

Yo no sé vosotros, pero a mi se me queda la misma cara que cuando la máquina me dice: ‘su tabaco, gracias’. No, en realidad la maldita máquina de tabaco muestra más empatía y afecto que este ser que se considera mi amigo.

Cada vez que alguien cercano te dice la frase maldita solo puede significar: 

  1. – Soy muy malo dando consejos y esto es lo mejor que se me ocurre.
  2. – Tengo cero interés en que me cuentes tus movidas, así que a ver si con esto lo zanjo.
  3. – Me parece una chorrada tu problema, yo tengo cosas más importantes que contar.

Si te estoy contando algo que me atormenta es precisamente PORQUE NO PUEDO PASAR. Lógica aplastante, ¿no? Así que que tú lo minimices no quiere decir que yo pueda hacerlo. Sobre todo porque encima sé que si fuera a ti el que le ocurre, estarías igual de destrozado que yo, pero tu falta de empatía te impide verlo.

giphy (3)

Y ojo, entiendo que pueda haber gente a la que se le de realmente mal calmar y aconsejar a los demás. Pero entonces solo te pido un abrazo, un gesto de cariño, una proposición con planes divertidos para dejar de hablar de esta mierda y centrarme en otra cosa. Pero basta de ‘tú-pasa-tía’. BASTA. STOP. FIN.

Todos tenemos algún ‘amigo’ miembro de este clan apestoso. Si ya lo has intentado todo (hacerle entrar en razón, pegarle este artículo en el corcho de su oficina, la patada voladora) y la cosa no ha mejorado, solo te queda pagarle con la misma moneda. Cuando venga a contarte sus mierdas, tú te quedas mirando la pared como cuando Marge le suelta el rollo a Homer y este solo piensa en rosquillas, y cuando acabe le sueltas un ‘TÚ PASA, TÍA’ del tamaño de un camión y con sonrisa incluida . ¿A que jode?

Autor: Fattie Bradshaw