Recuerdo el día que terminé por confesarle a mi psicólogo lo mucho que me costaba ir al supermercado a hacer la compra porque se me antojaba absolutamente todo. Él me contestó: «¿a que cuando vas por la calle y ves a un chico que te gusta no corres a tocarle el culo?» Pues no, la verdad, nunca he corrido para tocarle el culo nadie. «Pues con la comida del supermercado, lo mismo. Puedes mirarla todo lo que quieras, pero no se toca nada. Te compras lo que necesites y a tu casa».
Pues es verdad. Al fin y al cabo estamos expuestos a tentaciones todos los días, de todo tipo, y a veces, incluso sin ser conscientes de ello, y eso no quiere decir que nos tengamos que lanzar sobre la estantería del dulces del super o que sintamos la necesidad de agarrarnos de la pierna de un tío bueno que vemos por la calle. Sabemos contorlarnos.
Bueno, solo hay una excepción: el caso de Quim Gutiérrez. No me quiero ni imaginar lo que debe de ser cruzarse por la calle con semejante tiarrón, pero os juro por lo que más quiero -el chocolate- que cada vez que veo a Quim en la tele me dan ganas de lamer la pantalla. Y ya no os digo nada si cuando lo veo estoy en el cine. Si por mi fuera me restregaría contra el apoyabrazos de la butaca y me tiraría el refresco por las tetas para que se me bajara un poquito la temperatura, pero claro, una tiene que contenerse y luego se va a casa malísima.
¿Qué cojones le pasa este chico? ¿Lo han rociado con algún extraño ungüento que hace que nuestros chichis no puedan, aunque quieran, resistirse a sus encantos? ¿Es cosa mía o absolutamente todas las personas de este planeta estamos hechizadas por el huequito que hay entre sus dientes? ¿Será por ese torso peludo, como le pasaba a Austin Powers, que tenía el pecho como la bañera de Chewbacca y eso las volvía locas?
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Porque, seamos sinceros. ¿Qué tiene Quim Gutiérrez? Separémoslo por partes: el chico, guapo guapo guapo lo que se dice guapo de cara tampoco es. De hecho, es un poco monesco. Tiene cara así como de eslabón perdido. Que si es por actores guapos de colapsar ante su belleza, se me ocurren veinte nombres antes que el suyo. ¿Y esas orejas de soplillete? Anda que no le tuvieron que dar collejas a este chico en el colegio. Y es un poco narizotas, también. De hecho, yo ni siquiera diría que tiene unos ojos bonitos, a veces, incluso, me parece que tiene una mirada demasiado triste.
¿Que tiene el cuerpo trabajadito? Pues sí, pero vamos, no me parece nada excepcional. Ningún modelo o deportista tendría nada que envidiarle. Además, ahora a todas nos gustan los fofisanos, así que tampoco puede ser su cuerpazo lo que nos deja K.O. Entonces, ¿Qué es? ¿Dónde reside el encanto de Quim Gutiérrez, que es un tío que no tiene nada de especial pero que no podemos dejar de mirar?
Seguro que muchos hombres se preguntan, desesperados, qué será lo que tiene el Quim de los cojones que nos tiene a todas bobas. ¡Pues qué va a ser! ¡Si os lo hemos dicho mil veces! Lo que más nos gusta de Quim Gutiérrez es que nos hace reír. Reír hasta perder el control, hasta que se te saltan las lágrimas. Sobre todo por el coño.
