Una vez alguien me dijo: hasta que no te quieras, nadie podrá quererte bien y como mereces.

Qué gran verdad. Fue una verdad tan dura para mí que simplemente la borré automáticamente de mi mente. Quizá fue tan dura porque me la espetó mi anterior pareja hace cinco años.

Le tenía tanto miedo a la soledad, a no poder manejarla, a no volver a encontrar a otra persona que me amara que hice lo impensable por retenerle a mi lado. tumblr_inline_n7pg4uAEA81r40pow

Los celos incontrolados, la ansiedad por saber qué hacía, con quien y dónde eran mi mayor preocupación. Me anulé por completo como persona, solo me enfocaba en él. En ayudarle, en protegerle, en colmarle de amor y regalos. Si no pasaba conmigo un buen rato todos los días pensaba que no me quería o que estaba con otra. Discutíamos a todas horas por cualquier tontería.

Ambos tuvimos unas actitudes tóxicas de manual, cosas que, si cualquier otra persona las viviera huiría como un diablillo. Pero ahí estábamos los dos, quedándonos, destrozándonos, odiándonos cada vez más, ya no quedaba amor, solo quedaba la dependencia que ambos teníamos dentro.

Y por fin, se terminó. Al principio no lo soportaba. Después de un año y medio en el que seguíamos teniendo contacto, tiras y aflojas, discusiones y reconciliaciones, vi la luz.

Y QUÉ LUZ. animated-creative-light-gif-1

En parte gracias a un viaje que hice con mi madre, en el que desconecté por completo durante un mes de todo lo que había en España y me centré en reconstruir de nuevo mi relación con mi madre y a reconstruirme a mí. La paz y tranquilidad que conseguí en ese viaje siguen conmigo.

Me vi a mí, por fin, me di cuenta de que yo existía y empecé a volver a brillar. Y empecé a preocuparme por mi misma, a colmarme de amor y regalos. Conseguí perdonarme por todo el daño que me había auto infringido, también a perdonarme por el dolor que cause a otros y empecé a reconciliarme con él.

Toda la ansiedad, el dolor y la inseguridad se esfumaron. Me sentía libre y segura de mi misma. La soledad ya no me daba miedo y empecé a valorarme de verdad, entendiendo que cualquiera podría amarme por quien soy. Volví a hacer todo aquello que amaba y me convertí en mi prioridad.

Desde mi experiencia os puedo decir, que por muy duro, oscuro y doloroso que sea, todo llega a su fin. Las rupturas pueden ser muy difíciles y angustiosas. Pero si se consigue se puede aprender mucho de ellas y de la relación que ha terminado. mgid_arc_content_paramountchannel.es_cabfeca0-2d04-4364-8b91-b27586b2387e

No le tengáis miedo a la soledad, puede llegar a ser muy buena, sobre todo para poner las cosas en orden con uno mismo.

Hay veces que es mejor dejar ir que retener.

Para todo aquel que viva o haya vivido una situación similar o que aun este estancadx en una relación que no va hacia delante,

SE PUEDE.

Autor: Aitana Kalis.