He perdido una teta.

Así como si hubiera perdido las llaves de casa o el móvil,  con toda la naturalidad del mundo, aunque personalmente me va más lo de perder la dignidad-vergüenza en redes sociales o cuando voy a Ikea y me tiro en plancha a las camas. (Vosotr@s también lo hacéis aunque cueste reconocerlo).

He perdido una teta y he ganado una cicatriz.

Una cicatriz que va desde los que era mi canalillo hasta las costillas, creo haber contado 39 grapas.

Una cicatriz que si hubiera sido en mi lado derecho hubiera “arreglado” mi último tatuaje, ese cuya anécdota ha causado tantos descojonos a la que gente que les he contado la historia.

Porque amig@s, una cicatriz es una marca de guerra, la señal de una experiencia,  más grande o más pequeña, más o menos dolorosa, buscada o accidental pero que forma parte de ti.

He oído a mis amigas decirme mil veces que me de crema en las estrías aprovechando que aún son de color rojo…  Tengo 0 fuerza de voluntad cuando se trata de ser constante en el tema potingues. Y me gustan mis estrías.

Son las marcas que indican que he disfrutado con mis amigas (porque ahora solo nos reunimos para comer),  indican “que el amor me engordò” … indican tantas cosas que hice y que viví que no quiero que se borren.

Como esa gente que te pregunta por qué llevas tatuajes… pues porque son mi diario, mi vida y mis experiencias. Son las marcas que te hacen diferente y que puedes elegir o no explicar su significado y en el contexto en el que estabas cuando decidí meter tinta en mi piel.

Son marcas que a veces nos crean complejos,  que nos bajan la autoestima…¡Pero qué aburrido sería el mundo si todos fuéramos fotocopias!

Quizás esas marcas, esas cicatrices, esas estrías, esos tatuajes (inserte aquí cualquier marca-complejo¿defecto.?) Son las que te hacen diferente. Y únic@.

Y puede que hasta enamoren,  pero ¿sabes cuál es el truco para que enamore? Quererte a ti mismo. Ser feliz en tu piel. En tus vivencias y experiencias, en lo que has aprendido, disfrutado, comido, reído o sufrido.

He perdido una teta, pero he ganado ganas de seguir adelante, he recordado que hay que coleccionar cada instante.

He ganado otra cicatriz física y no me veo extraña en el espejo porque se que el cuerpo es solo el envoltorio que mueve lo que más vale de ti.

Que puedas mirarte y decir : ¡Hey nena! ¡Estoy que me follo!

Noemí Gómez