Toda mi vida he estado (y estoy) rodeada de mujeres. Curiosamente, aunque todas y cada una de ellas eran y son diferentes, tienen algo en común: la falta de autoestima.

En mi caso, llevo cuatro años luchando para quererme y aceptarme a mí misma, por encima de los comentarios venenosos, de las opiniones que nadie ha pedido, de las miradas ajenas y tirando abajo la mayor barrera de todas: la visión que tengo de mi misma.

Desde que empecé este camino (a veces maratón) me he fijado cada vez más en las mujeres que forman parte de mi vida. Es increíble la forma en la que se sabotean a sí mismas. Me da rabia, pena, coraje y me entristece mucho. ¿Sabéis por qué? Porque todas y cada una de nosotras valemos más que todo el oro y los diamantes juntos de la faz de la Tierra.

Cada día soy testigo de cómo mi madre se auto-exige tanto que piensa que todas y cada una de las cosas que hace las hace mal. De cómo amigas mías (que adoro y amo) se comparan constantemente, quejándose de lo lejos que están de encajar en los cánones de belleza actuales y de todo lo que tienen que mejorar para ser como sus “ídolos”.

Y ESTOY HARTA.

Harta de toda la presión que se ejerce sobre nuestras cabecitas para que seamos jodidamente perfectas. Harta de los “deberías”, de los “tendrías” y un largo etc. Harta de que la apariencia externa sea mucho más importante que nuestra salud mental.

Me desespero al ver cómo la gente no para de sacar trapos sucios de sus cajones en vez de intentar ver las cosas maravillosas que hacen y tienen.

Y por esto, os digo lo siguiente:

QUEREOS, AMAOS, POR FAVOR.

Quererse y aceptarse es MUY difícil. Aparte de las presiones externas, la más importante es la que se genera internamente. No tengáis miedo de recorrer ese camino y de saltar los obstáculos que hay en él. Si necesitáis ayuda, no dudéis en pedirla, ya puede ser a un amigo, que a un familiar, que a un profesional (llevo cuatro años en terapia y es la mejor decisión que he tomado).

Aceptarse y quererse a  uno mismo es el mejor regalo que te puedes hacer. Habrá días malos, todos los tenemos, pero el resto del tiempo se vive más feliz. La preocupación por “x” cosas desaparece y puedes centrarte en cosas que realmente son importantes. COMO DISFRUTAR DE LA VIDA. Disfrutar de un buen helado, sin hacer caso a las miradas ajenas. De disfrutar de un día en la playa sin avergonzarte de tus lorzas/celulitis/estrías/LOQUESEA. De disfrutar de la comida (bendito tesoro). Del sexo con la luz encendida. De sentirse SEXY y jodidamente ESTUPENDA.

Por favor, no dejéis de disfrutar todas esas cosas. Sé lo duro que puede llegar a ser, estuve allí, tapándome la tripa en la playa, mirando con recelo la pizza de la de al lado mientras me comía una ensalada… Y ahora soy mucho más feliz, sin restricciones, luchando contra mis complejos, amando cada uno de mis “defectos” (que para mí no lo son) que hay en mi cuerpo y haciendo todas esas cosas que antes no hacía por vergüenza o miedo al “que dirán”.

Definitivamente, todo el esfuerzo ha valido la pena. Os lo aseguro.

HAKUNA MATATA HERMANAS.

Autor: Aitana.