He estado leyendo la página y me he dado cuenta de varias cosas. La primera es que me identifico con la mayoría de las chicas que cuelgan posts, y la segunda es que he sentido la imperiosa necesidad de hablar sobre algo que llevo tiempo buscando y es algo que aún no he logrado encontrar.

Para empezar bien me gustaría decir que no soy como las chicas que suelen salir aquí, pues soy una chica delgada con alma de gorda que jamás se ha sentido a gusto con su cuerpo a pesar de ser «delgada». A los 11-12 años me consideraba guapa, no me había desarrollado ni tenía curva ninguna pero me sentía hermosa y segura de mi misma pero las cosas cambiaron cuando empecé a escuchar comentarios (que se han repetido hasta ahora) como «Tu amiga la fea», en referencia hacia mi, «La bicho palo» o lindeces como «La fea que se sienta detrás de ti». No podía entender por qué los demás me consideraban tan horripilante si yo en mi interior me sentía bien. Con los años los comentarios pudieron conmigo misma y acabé creyéndome que era tan fea como me decían los chicos de mi clase. Tanto me lo creí que dejé de mirarme en los espejos para no tener que decirle a la muchacha del reflejo que por qué no había nacido rubia con los ojos azules. Terminé por despreciarme tanto que dejé de pensar en mi misma y me centré solo en hacer feliz a la gente de mi alrededor, con la única finalidad de distraerme de mis demonios. Como consecuencia de eso pasé un par de años como un alma en pena por mi vida, respirar por respirar y vivir porque «es lo que hay que hacer y dar gracias». Durante esa época de tardía adolescencia recibí muchas críticas hacia mi físico por ser delgada, muchas de ellas haciendo referencia a mis pechos pequeños «Su tuvieras unos kilos de más tendrías los pechos grandes y bonitos», «Si no fueras delgada tus brazos no serían tan feos», «A los chicos no les gusta que se marque el hueso de la cadera, nunca ligarás». A eso debería añadirle que me empezó a salir celulitis en el culo y no paraba de preguntarme que por qué tenía que salirme si yo era tan delgada (en realidad siempre estuve en mi peso ideal por mi altura, solo que desde siempre me ha gustado el deporte y lo he practicado por hobby).
A los 16 aprendí que nadie me querría hasta que yo no empezara a quererme a mi misma y así lo intenté incansablemente (sin mucho éxito al principio). No me fue fácil pues mi vida amorosa era un constante fracaso y me sentía desalentada por no poder llegar a mi ideal de persona. Yo quería ser la chica de curvas bonitas y estupendas de las fotos, la chica con pechos grandes y bonitos, de caderas redondas y una sonrisa de ensueño. Pero como es natural, nada de eso ocurrió. A los 17 me sentía tan infeliz que me corté, casi sin razón aparente, solo porque pensaba que me lo merecía y que las personas como yo no tenían derecho a vivir solo porque no era feliz y se supone que siendo delgada debo ser feliz. No fueron pocas las veces que me pregunté qué estaba haciendo mal conmigo misma, mucho tiempo después llegué a la conclusión que lo único que estaba mal conmigo misma era yo y que debía empezar a dejar de acomplejarme por cada centímetro de mi. ¿Se me nota el hueso de la cadera? Pues qué se le va a hacer, mi anatomía es así, ¿Tengo los pechos pequeños para tu gusto? En internet los hay más grandes, ves y busca ahí. ¿No te gusta mi sonrisa? No la mires. ¿Sientes la necesidad de remarcar que soy la amiga fea a la que no tocarías ni con un palo? Me parece estupendo por ti, no dejaré que cualquier gilipollas decida si soy o no atractiva.
Al empezar a creerme esas pequeñas cosas y al ver lo bueno que había en mi vida (detalles que antes no veía porque estaba demasiado ocupada odiándome) aprendí que lo único que debes hacer es creer ti misma cada día un poquito, paso a paso y con pequeños logros. He tenido la suerte de encontrar a una persona que me recuerda lo mucho que valgo cuando me siento sin fuerzas de seguir adelante y que cuida de mi como no lo había hecho nadie antes. Me ha hecho caminar paso a paso para que me de cuenta yo sola que lo que de verdad importa es que yo me quiera a mi misma y tenga confianza para hacer todo lo que hago.
A día de hoy he encontrado un chico que me encanta (dedicar un fuerte aplauso a los chicos regordetes porque son los más atractivos para mi, y no los ciclados de gimnasio) y con el que tengo la suficiente confianza como para dejarle entrever mis defectos y no avergonzarme de ellos, cosa que toda mujer merece ya sea una chica de talla 32 o una chica de talla 42. Así que solo me gustaría decir que el cambio empieza por no dejarse pisar por los demás, y nunca dejar de creer en ti misma.

Autor: Elia R.