Últimamente he leído por aquí que en Weloversize sólo se habla de las cosas malas de la maternidad y que se da una visión muy negativa de lo que viene siendo reproducirse.

Yo la verdad es que no comparto esta visión para nada. No creo que decir que jugar a comerte comidas imaginarias no es el summum de la diversión sea delito, ni nada que no sabemos. Con 40 tacos francamente te apetece más ponerte a ver yo qué sé, Juego de Tronos, The Good Fight, Younger, antes que los últimos capítulos de Peppa Pig. Esto es así. Tampoco creo que pase nada por decirlo. En todo caso, queridas futuras madres de los niños que pagarán nuestras pensiones, si necesitáis que verbalicemos las cosas que molan de tener hijos, sea. Porque sí, durante un tiempo no duermes una mierda, vas como una zombie a trabajar, te cagas en la falta de conciliación, te mueres del asco en el parque pero amiguis, pese a todo tener hijos MOLA MUCHO. 

Os voy a dar quince razones por las que tener niños es guay. Y diréis «Pues yo también puedo hacer eso sin hijos «. Y sí, es verdad, en muchos casos tendréis razón . Pero majas, con niños molan más.

1. Ir al cine a ver películas de calidad cuestionable. ¿Te molan las películas de Disney? ¿Que a ti siempre te ha tirado más el género cómico, las pelis de superhéroes o cualquier mierda ligerita sin complicaciones antes que un drama? Cuando tienes hijos tienes la excusa perfecta. No vas al cine a ver los Minions porque te gusten a ti, vas porque les gustan a ellos. Al menos cara a la galería. Así cuando te miren por encima del hombro por no ir a ver cine iraní en versión original podrás encogerte de hombros y señalar a tus hijos con el dedo (¡benditos sean!)

Ya sabemos que la peli va a ser bazofia pero nos da igual

2. Comprarte cosas cuquis diciendo que son para ellas. Seamos serios, NO NECESITAS una lámpara de compañía por más que tenga forma de unicornio y sea monísima. Tener hijos te da la excusa perfecta para poner cara de no haber roto un plato en tu vida y decir «es para ellos» (aunque tú sepas que es para ti y que se la vas a mangar en cuanto se descuide).

 Tú eres para mí. Te querré siempre.

3. Que siempre sospechen de ellos antes que de ti cuando huele mal. Cuando son bebés es maravilloso porque cuando hay un oloracho recién venido de los infiernos siempre siempre siempre van a sospechar de ellos antes que de ti. Sólo tienes que ensayar tu cara de inocencia infinita. También sirve para cuando no tienes nada limpio y le echas la culpa a tu pequeño «No, es que justo antes de salir me vomitó un poco encima». ¡Son fantásticos como coartada!

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 Parfavar que tufo

4. Comer pizza y palomitas sin remordimientos. Vale que algunas no lo necesitamos como excusa, pero hay quienes sí que lo necesitan. «Tenía que hacer la cena y no había nada… no iba a dejarlas sin cenar.»

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5. Bailar haciendo el memo en el salón. Cuando tienes hijos se supone que una de las cosas que hay que hacer es divertirse con ellos. Puede que ya lo hicieras cuando no tenías churumbeles, pero si los tienes es genial poner música a toda tralla y pegarte unos buenos bailes. Nunca tuviste un público tan agradecido. A tus hijos les da exactamente igual que lo hagas bien o mal (al menos hasta que llegue ese momento en el que tu simple existencia les da vergüenza llamado adolescencia), el caso es que bailas con ellos y os lo pasáis guay. La vida con niños a veces es muy simple.

Puedes ser la loca del baile y que tus hijos piensen que eres guay

6. Rebañar las chuches.  A tus hijos a veces les invitan a cumples y vienen con bolsones inmensos de chuches. Tu deber como madre es cuidar su salud y que no se las coman todas, no vaya a ser que les dé un empacho. ¿Y qué vas a hacer, tirarlas? No. DEBES comértelas. Por el bien de tus hijos… o algo. 

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Hoy de cena ¡Chuches!

7. Recuperar los cuentos infantiles. Los cuentos infantiles molan. Molan mucho, de hecho. A veces más incluso que los libros de filosofía existencialista que te lees y mucho más (definitivamente) que los de Paulo Coelho. Tener hijos supone redescubrir una literatura genial, creativa, imaginativa, con mucho sentido del humor y con unas ilustraciones maravillosas. Lo peor es cuando tus hijos crecen y te dicen «ese libro es de pequeños» y se te parte el alma porque a ti te encanta.

8. Estar al día de la música del momento. Tus hijos te ponen al día rápidamente de cuál es la última  canción de moda. Sí, es posible que aunque no tengas hijos el despacito lo conozcas, pero con niños en casa dejarás de escuchar a Madonna para oír … a Romeo Santos. .

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Y tú que pensabas que se podía vivir sin reggaeton…

9. Recuperar los juegos de mesa. Es posible que nunca hayas dejado de jugar a rol aunque  seas mayor pero mucha gente se olvida de lo divertido que es pasar la tarde con los juegos de mesa. Sí, si te lo dicen con veinte años te ríes, pero de verdad ¡es divertido! Y lo mejor, es que siempre tienes quorum suficiente para montarte una partidilla si te apetece.

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Cuida qué juegos eliges, claro.

10. Tener una tapadera en el parque de atracciones. Tanto si eres de montarte en todo como si eres una cobardica de la vida, los niños son la tapadera perfecta. Sólo tienes que agenciarte al hijo que más se parezca a ti «No, mira, que no nos montamos en el Dragon Khan porque la niña se muere del susto» (cuando la que no se monta ahí ni harta de orujo eres tú)… o justo lo contrario «Me estoy chupando una fila de tres horas para montarme en el Furious Baco porque si no mi hija no me lo perdona». Tu hija, claro. Tener hijos te da la excusa perfecta siempre, seas como seas. 

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Not me.

11. Reír sin límite con sus ocurrencias. Porque los niños son bastante más divertidos que los adultos y hablan sin filtro, esto es así. Te mueres de la risa con sus preguntas, con sus ocurrencias, con sus idas de olla. Tener hijos es divertido. De verdad. 

12. Volver a vivir la magia con ilusión. No hay nada como ver la ilusión en la cara de los enanos cuando les visita el ratón Pérez o vienen Papá Noel o los Reyes. Esa cara de flipe absoluto… Que tú te has dejado un pastizal y medio en los regalos y se va a llevar el mérito otro, pero DA IGUAL. Todas las casas deberían tener un niño en Navidad. 

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Esta niña está diciendo exactamente lo que pensamos nosotros ¡no crezcais!

13. Porque es guay ver tus cosas buenas en otro Cuando ves que tu hija ha heredado tu sentido del ritmo y es la puta ama o cuando ves que a tu peque le van a salir aletas de tanto que le gusta el mar como a ti. Te mueres de orgullo, joder. Eso lo ha heredado de mí, dices como la madre de Dirty Dancing. Los defectos… siempre son del padre. 

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Hay cosas que no se dicen suficientes veces

14. Compartir hobbies es guay Porque tú pensabas que eras la única a la que le gustaba, yo qué sé, hacer competiciones de piedra, papel, tijera, lagarto, Spock pero resulta que a tu hija LE ENCANTA. Compartir hobbies es genial. Ya sean convencionales o extraños saber que tienes alguien que siente la misma pasión por lo mismo que tú es una sensación estupenda. 

15. Tener a alguien que siempre cree que eres lo PUTO más. Esto es lo mejor de todo. Cuando tus hijos son pequeños asumen que su madre es directamente perfecta y todo lo hace bien (luego llega la adolescencia para ponernos en nuestro lugar, no os penséis). ¡Pero es fantástico mientras tanto! Cada vez que hago un dibujoso mierdoso mis hijas me miran como si fuera Velázquez. Cocino un postre y es lo más de lo más. Las achucho y me dicen que soy la mejor madre del mundo. Y aunque yo sé que dibujo fatal, que mi cocina es mediocre y que posiblemente haya madres mucho mejores que yo JODER QUÉ BIEN SE SIENTE UNA. 

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The fucking boss.

Autor: Walewska.

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