Mi señora madre es la mejor (esto lo debéis decir todas). Pero yo he sido muy perra, muy zorra y muy insoportable (esto espero que lo digamos menos). Por eso, ahora mismo voy a hacer el acto de contrición más grande que haya hecho jamás. Encima, contra todos mis principios, lo voy a hacer en público. Porque ya que este año soy pobre como las ratas y no te puedo regalar nada bonito por el Día de la Madre, te regalo este texto. Mamá, PERDÓN Y GRACIAS.

Ay, mamá, perdón y perdón por todas esas veces que me enfadó porque me traes una dieta rara, sé que solo quieres que esté bien y sana. Que no quieres que me pase nada malo y que velas por mi salud. Ya sé que siempre me ves guapa, incluso cuando me dices que se me van a ver las bragas y me bajas el vestido. Aunque siempre me digas ‘qué guapa estás, pero’. Me dan igual los peros, ya me has dicho que me ves guapi.

Perdón por poner caras de asco cuando una comida te sale mal; perdón por comerme media despensa a escondidas. Perdón por no gritar a los cuatro vientos que tu pastel de carne es la cosa más sabrosa del mundo (ah no, que eso si lo hago). Perdón por enfadarme porque no hacías comidas de madre.

Perdón por decir que soy una zorra porque siempre me has enseñado a hablar bien. Gracias por mandarme al diccionario de la RAE cuando tenía dudas y al de Dudas cuando tenía más dudas aún.

Perdón por dejar a medias libros que me regalas, cuando tu criterio fue siempre el primero que me importó. Gracias por tener tantos libros en casa, tantas enciclopedias y tantos libros de arte. Gracias por haberme enseñado con tu ejemplo, porque ‘si los padres no leen en casa, pues los hijos…’.

Mamá, ¿me perdonas por gritarte ayer y antes de ayer? ¿Y antes antes de ayer?

¿Me perdonas por todas esas veces que me he quedado callada? ¿Por todas esas llamadas que no te he hecho? ¿Por todas esas veces que he pensado ‘qué pesada eres’?

Mamá, siento ser tan desordenada y tener mi habitación hecha una leonera. Siento gritarte cuando me ordenas el armario, soy una desgraciada, en vez de darte las gracias, me indigno porque ‘son mis cosas’.

Mamá, perdona por todas esas veces que he llegado a casa asquerosamente borracha, dejando ese olor a zorrupia (madre dixit) que tanto odias. Pero gracias por sujetarme el pelo mientras vomitaba y decías, ‘ay, qué habrás cenado’.

Perdona por todas esas mentirijillas y mentirijazas. Gracias por no decirme nada cuando sabías perfectamente que no estaba dónde te decía.

Perdón por llevar 15 años lamentándome en silencio por haber perdido a papá, cuando tú habías perdido a la persona con la que pensabas pasar el resto de tu vida. Gracias por ser la mejor madre y padre del mundo. Gracias y perdón por haber aguantado tú sola a la adolescente más insoportable sobre la faz de la tierra.

Mamá, perdón por tener miedo, ya eres una señora abuela y quiero que seas también abuela de mis hijos. Mami, deja de hablarme de seguros de vida , por favor.

Perdón por haber pensando alguna vez que eres un poco carca o chapada a la antigua, cuando has sido y serás una de las personas más guays del mundo con tu trenka, tus cine forums, tus viajes en auto-stop y tu ‘en mi época a la calle de la Palma se iba a lo que se iba’ ( a qué se iba, todavía no lo sabemos).

GRACIAS por ser mi apoyo siempre y ahora. Gracias por todos esos consejos que me das sin darte cuenta. Gracias por ser el Banco Mamá, ahora más que nunca. ( Y eso es así porque siempre has sido la Caja de Ahorros de Mamá). Gracias por dudar de mis proyectos porque si no, no me pongo las pilas. Gracias por poner el punto de serenidad y cordura que necesito cuando me pongo nerviosa.

Gracias por dejarte achuchar, por dejar que te cante canciones que solo tienen de letra mama mama mama. Perdón por ser tan pesada a veces y tan pasota otras.

Gracias por ser un ejemplo de vida, no solo como madre, si no como mujer y profesional.

Perdón, mamá, por escribir esta moñada porque sé que a ti no te gustan nada estas cosas; y gracias por ser así y enseñarme a tener criterio.


Cuando una amiga me pide consejo sobre algo, muchas veces acabo diciéndole ‘habla con tu madre’. Hablamos poco con ellas y ellas saben de nosotras y de todo más de los que nos pensamos.

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 Foto destacada : By Calonius, Erik, Photographer (NARA record: 8464439) (U.S. National Archives and Records Administration) [Public domain], via Wikimedia Commons