— Mamá, ¿qué es el porno?

Con esa preguntita se descolgó el otro día mi pequeña cuando aún le falta un mes y medio para cumplir los 12 años.GIF-jaw-drop-OMG-shocked-WTF-GIF

Cuando recuperé la presencia de ánimo, cosa que hice rápidamente porque iba conduciendo y la calzada lo requería, tragué saliva (qué palabra más oportuna) y me dispuse a contestar.

— El porno, hija, es un género de películas en las que se graba a dos, tres o más personas teniendo relaciones sexuales y se hace desde muy cerca para que se vea todo muy bien.

Quizá debería haber cortado la conversación unos instantes antes, cuando el mayor, al que todavía le falta un mes y medio para cumplir los 14 años, me empezó a contar que una amiga le estaba hablando de geles lubricantes y posturas sexuales por WhatsApp y que era todo muy “hardcore” y muy peli porno.9b446c8af8319540801dd598102b9410

Pero cuando nacieron decidí que no me escandalizaría por nada de lo que me contaran, porque si no, disminuirían sus ganas de contarme cosas. Así que cuando me llega una de estas, pongo cara de póker, medito la respuesta y luego doy mi opinión al respecto:

— Que sepáis, que el porno está fundamentalmente hecho por hombres para el entretener a otros hombres, y que el sexo real no se parece en nada a eso.

No es la única pregunta comprometida. No hace mucho, también la pequeña me pregunto qué era una feminazi, a lo que le respondí que feminazi es un término que se han inventado los machistas para descalificar a las feministas. Mi hijo el mayor, sí, ese que tacha (y con razón) casi todos los anuncios de la tele y de las revistas de sexistas , replicó, como replican casi todos los hombres cuando se habla del tema. Por muy feministas que sean.

— Pero hay mujeres que odian a los hombres por ser hombres, ¿esas no serían feminazis?.
— No, cariño,   -le dije, — a esas mujeres yo las llamo igual que a los hombres que odian a las mujeres por ser mujeres. Les llamo gilipollas.

Esas son, no obstante, relativamente fáciles en comparación con otras. El mayor, que como buen adolescente tiene un alto sentido de la justicia, me la lía cada vez que hay un atentado preguntándome por qué nunca se habla de los atentados en Yemen o Nigeria, y la pequeña, me amenazó con buscar en Google lo que era el “Juego de la Galleta” si yo no se lo contaba. 

Después de varios días de darle vueltas a las preguntitas y ponerme en mi yo de 14 años he llegado a la conclusión de que las madres de adolescentes tenemos que seguir estas cinco normas básicas:

1.- Nunca les mientas: Saben mucho más de lo que crees. Internet les da todas las respuestas, las correctas y las incorrectas. Ya puedes limitar el uso de la red en casa; o los llevas a vivir a una isla desierta sin móviles ni fibra óptica o no hay manera.

2.- No te escandalices: O te piden consejo a ti, o se lo piden a un amigo. Evidentemente la primera opción es la mejor para ambos.

3.- Ponte al día pero no a su nivel: debes entender su lenguaje (no, ya no se dice “tronco” ni “coleguita”),  no adoptarlo como propio, eres su madre, amigos ya tienen.

4.- Pregúntales como si no fuera la cosa contigo: si te pones demasiado seria pensarán que hay trampa en la pregunta.

5.- Cuéntales algo tuyo: no pretendas que sean sinceros contigo si tú no lo eres con ellos. Créeme, están muy capacitados para entenderte.

Estas cinco normas no te garantizan que vayan a ser los adolescentes perfectos pero al menos no sentirás que estás todo el día en la parra.


Y así paso, parte de mis días. Sola, con dos niños que ya son adolescentes, intentando educar en valores (en los míos, por supuesto) y rogando para que tengan la suficiente información y criterio para elegir los suyos.

Autor: Any.