Desde siempre he estado rellenita (gorda, fofa o como queráis llamarlo). Cuando empecé a tener un poco de conciencia y a darme cuenta de que este tema afectaba mucho a mi autoestima, conocí a un chico. Tenía dieciséis años y como ya sabéis a esa edad todo va muy rápido. Prácticamente nos convertimos en pareja desde el primer día, con él descubrí el sexo y me quería tanto que a veces pensaba que le tenía que doler, así que me olvidé de mi recién descubierto problema.

Estuvimos juntos cinco años, pero evolucionamos de maneras muy diferentes y me decidí a dejarle. Todo bien hasta que él conoció a otra chica. Cuando me enteré todo mi mundo se derrumbó, hice lo imposible para volver con él, hasta que me di cuenta de que el problema no era que lo quisiera y necesitaba volver con él, si no que no me quería a mi misma. Yo no me quería nada, pero él me quería por los dos y eso me valía, cuando mi relación se acabó me quedé sin nada.

Empecé a odiarme más que nunca, me aislé de mi familia y mis amigos, y claramente no quería saber nada de chicos, sólo vivía por y para estar triste. Esa etapa fue muuuuy larga, demasiado, hasta que me fui a vivir a otro país, y encontré la manera de volver a tapar mis problemas de autoestima.

Y aunque parecía imposible, llegó el día en el que tuve ganas de volver a estar con chicos, volvía a estar más animada e incluso coqueteaba, y después de algunos intentos fallidos y conocer a más de uno un poco loco (nunca he tenido muy buen ojo, a más de una os pasará…) llegó lo inevitable: EL SEXO, y entonces mis problemas volvieron a florecer.

He estado con varios chicos desde entonces, pero siempre ha sido igual, no estoy cómoda. Nada de luces encendidas, ni de llevar la iniciativa, ni de pedir lo que yo quiero… y claro está, así no hay quien se lo pase de miedo. Al principio pensaba que era normal, que no podía esperar la misma satisfacción de un chico que no conocía que la que me daba mi pareja, pero la cosa fue a peor. Empecé a tenerle terror al momento de meterme en la cama con alguien, tanto que hasta llegaba a inventarme mil cosas varias para evitarlo. Y entonces me di cuenta, no podía estar con nadie porque pensaba que era imposible que le gustara a alguien, ¿cómo iba a quererme alguien si yo misma era incapaz de hacerlo? Y así seguí.. hasta que hace 3 meses las cosas empezaron a cambiar.

Me presentaron un chico, me encantó a a primera vista pero yo iba en chándal, sin maquillar ni peinar ¿en qué estaba pensado? Lo saludé y me rendí automáticamente, y entonces él vino. El momento de la cama fue igual de complicado. Me inventé mil cosas: que no iba depilada, que tenía la regla… y su respuesta siempre era la misma: Me da igual, sólo quiero que te lo pases bien. Al final cedí.

Ha sido el mejor sexo que he tenido desde mi novio y se convirtió en mi follamigo y después de tres meses lo sigue siendo. Todavía me sigue costando pedir cosas, la luces encendidas… sigue siendo traumático para mí.

Y aunque él me ayuda, quiero deciros que la solución no es encontrar a otro chico al que le gustes, la solución es EMPEZAR A QUERERSE y creer que es posible que le gustes a alguien, y es irónico que yo es diga esto, porque después de 10 años sigo sin hacerlo, pero soy feliz porque lo estoy intentando. Me queda mucho camino por recorrer, no es nada fácil y menos rápido, pero es posible y me quedo con eso, con hacer el esfuerzo para empezar a quererme.

Autor: Miss Jot