Siempre he sido bastante tímida y con una autoestima baja. Los chicos que se acercaban a mí solían tener cierto resopor a machirulos y yo… yo simplemente me dejaba querer. Yo no me quería así que mejor que lo hiciese otro en mi lugar.

Mi ex me puso los cuernos bastantes veces, yo se lo perdoné hasta que llegó el día en el que me dejó por mi mejor amiga. Me quedé sin novio, sin amiga y sin autoestima. Todo cojonudo. Me refugié en la comida, la lectura y las redes sociales. Me hice un hueco en el mundo del lector, me mandaban libros, hablaba sobre ellos en mi canal de Youtube y la gente compraba lo que yo decía. Fue así como conocí a Vicen.

No-nagging

Vicen es de Perú, me encontró buscando la reseña de un libro y, dice, se quedó loquito por mi ser (a día de hoy sigo creyendo que se quedó prendado de mis melones, pero no le voy a quitar el beneficio de la duda). La cosa es que empezamos a hablar a saco, y tras un año se decidió a venir a verme. Estuvimos juntos un par de semanas, todo fue precioso pero tuvo que volver a Perú, no sin antes prometerme que volvería pero para quedarse conmigo indefinidamente. Y ha vuelto, han pasado varios años de aquella promesa pero lo ha cumplido y hemos aguantado ese tiempo con nuestros más y nuestros menos (sabíamos que teníamos una relación pero al estar dos años tan lejos he tenido mis idas y venidas con alguna persona).

El problema es el siguiente. Cuando fui a buscarle al aeropuerto no sentí lo que debía sentir. No se me paralizó el corazón, no le vi tan guapo, ni tan alto, ni tan nada como la primera vez, no saltaron chispas y no sentí ilusión alguna al verle. Él, sin embargo, estaba en el cielo, no dejaba de acariciarme y decirme lo mucho que me quiere. Como es evidente, no tiene lugar de residencia en España, así que se está quedando en mi casa mientras encuentra curro y nos podemos mantener para pillar un piso los dos juntos. Así que me paso las 24h con él, literalmente, ya que trabajo como autónoma y paso todo el día en casa.

Zz0Js0m5kkZiM

Cuando salgo con mis amigos él se viene, no voy a dejarle solo, así que he pasado de estar sola a tener a alguien a mi lado las 24h. Me siento terrible porque a él le veo feliz, no le sobro, pero él a mí me sobra a todas horas y le estoy empezando a pillar hasta manía. No quiero que me toque y me molesta todo lo que hace… como respira, como come, como bebe… hasta cuando me mira me siento incómoda, hasta su físico me repele.

Me siento fatal por haber hecho que se venga a España y lo deje todo sin yo saber realmente lo que sentía, y ahora me veo afixiada por una relación que, según lo que estoy temiendo, está destinada al fracaso. No sé cómo decírselo y cómo afrontarlo, porque ha cruzado medio mundo para estar a mi lado y no puedo decirle «Venga majo, vuélvete a tu país»… no tiene dinero y no tiene medios, así que la opción de dejarle y que se busque la vida aquí me parece terrible. AYUDA.

ncs7l6H5Bp996

Autor: Anónima a la que vais a poner a parir.