Me hago llamar Perradesatan. Tengo 28 años. Una carrera. Un máster. El CAP de los cojones. Toco el piano, el clarinete, canto. He vivido un año en EEUU y otro año en Londres. Tengo carnet de conducir pero no dispongo de vehículo propio. Ah, y estoy enganchada a Los Sims desde hace casi diez años.

¿Qué coño tiene el jueguecito de las familias imaginarias (como lo llama mi madre) que me ha tenido pegada a la pantalla del ordenador durante años, como una boba, construyendo casitas y haciendo ñiqui-ñiqui como si aquello fuera el plan más divertido del planeta? Es que me paro a pensar, fríamente, sobre este tema, y de verdad: ¿qué tienen de divertido Los Sims? ¿Por qué nos enganchan?

Oye, que yo lo de que un juego te absorba el coco durante el primer mes, lo veo lo más lógico y natural: es la novedad. Pero es que lo mío no ha sido cosa de un mes, queridos amigos. Que yo recuerdo perfectamente pasarme un verano entero, mañana, tarde y noche, aprovechando cualquier momento libre de mi día para jugar a Los Sims 1. A Los Sims 1, que se dice muy pronto. Y cuando ya, por fin, me empezaba a aburrir del jueguecito… ¡van y me sacan Los Sims 2, que es, en mi opinión, el mejor juego de ordenador que se haya hecho jamás nunca!

los sims 2 gif

Porque no vayáis a creeros que yo, con mis 28 años y en pleno 2015, estoy enganchada a Los Sims 4, la última versión de este mítico juego. Nada más lejos de la realidad. A día de hoy sigo jugando a Los Sims 2, que ya me sé todos los trucos, que ya he probado todas las expansiones, que ya me he descargado todos los pelos disponibles en internet, y aún así, me encanta, disfruto.

Lo que me preocupa es que disfruto de una manera un poquito enfermiza, porque con la mano en el pecho os juro que me lo paso mejor un viernes por la noche en mi casa con mis sims que de fiesta con mis amigas. Que yo me siento en mi sillita, me enciendo mi ordenador, espero a que se cargue el juego, elijo mi barrio superpoblado ya porque se me ha ido de las manos tanto tener hijos, selecciono a la familia con la que quiero pasar la noche y venga, que si una fiesta en casa, que si ñiqui-ñiqui en el jacuzzi, que si ahora nos casamos, que si ahora tenemos un hijo, que si ahora salimos a cenar, que si nos vamos de vacaciones, que si el niño me suspende en el colegio, que si se me escapa el gato… ¡un no parar de vivir! De vivir la vida virtual, por supuesto. 

los sims 2 ñiqui ñiqui

 Me parece realmente extraño que a una mujer hecha y derecha como yo soy le parezca lo más de lo más un juego que consiste en despertarse, desayunar, mear, ducharse, ir a trabajar, regar las flores, limpiar el baño y estudiar mecánica. Es que dicho así suena tan gilipollas como es en realidad. Pero ya veis lo que es la vida, eso de crear un sim que se parezca a mí, que tenga el pelo como yo, ponerte la ropita que más me gusta y lanzarlo a la vida virtual a tener 20 amantes simultáneos es lo que me va.

Mi sim está triunfando en su vida mucho más que yo en la mía. Mi sim tiene un trabajo que para mí lo quisiera yo, cobrando un montón de pasta al día. Tiene una casa preciosa, con jardín, piscina y dos perros. Y lo mejor de todo: se tira a todo lo que pase por la puerta de su casa. ¿Y yo, qué hago yo mientras? Yo no hago más que estudiar y estudiar, no he ascendido en mi trabajo en mi puta vida, y no hago ñiqui ñique desde… pues mira, ni me acuerdo. Soy una mujer frustrada que se divierte creyendo que al menos en un juego puede llegar a algo.