Pero vamos a ver mujeres del mundo: ¿cómo podéis ser tan poco empáticas? Vale, soy madre, pero eso no significa que sea la mejor madre del mundo, ni que me encanten todos los niños del mundo y que mi vida sea multicolor. Puedo ser madre y estar hasta el coño de todo. Que un día no pueda más, que esté agotada y necesite apoyo, aunque sea algo de consuelo. Pues bien, hay muchas tías que cuando abres la boca para quejarte de la maternidad te sueltan:

No me cuentes tu vida: nadie te ha puesto una pistola en la cara para ser madre.

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Llegas al curro con unas ojeras hasta el suelo y dices que no has dormido en toda la noche porque el niño te ha dado una noche toledana. Te contestan:

Es tu problema, yo no quiero ser madre, tú sí, así que ahora no vengas llorando.

¿Perdonaaaaad mujeres de dios?  – Porque insisto, estos comentarios tan rebonitos vienen de otras mujeres, no de hombres – . Pues sí, soy madre, y sí, tengo derecho a quejarme. ¡Vamos a ver! ¡Tampoco nadie te ha puesto una pistola en la cara para echarte novio, tener amigos en Londres, currar de abogado o ser del Atleti! Quiero decir, que todos tomamos decisiones y todos tenemos derecho a quejarnos de lo cansados que estamos, de lo incomprendidos que somos, de lo injusta que es la vida o del color de los caracoles.

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Somos seres sociales. Y las mujeres, más si cabe, necesitamos compartir nuestras emociones,  desahogarnos para echar un poco lastre y buscar ese vínculo con otras mujeres nos ayuda mucho en el camino tan gris que muchas veces es la crianza.  ¿Cómo se puede ser tan incomprensiva y demostrar tan poca empatía cuando otra mujer está hecha polvo? Da igual que sea por su hijo o por su padre que está en el hospital. Si todos tenemos empatía con cualquier dolor: ¿por qué el dolor maternal es tantas veces menospreciado?

Yo siempre digo que la maternidad es de valientes. Los primeros meses son tan duros y devastadores que ninguna madre debería estar, ni sentirse sola. Las hormonas son una bomba de relojería y la presión y la responsabilidad por esa mini cosita bebé es tan bestial, que toda ayuda tanto física como moral es poca. Por favor, la próxima vez que vayas a soltarle una bordería semejante a una mamá, piensa que no es una mamá, es una mujer como tú que necesita apoyo, consuelo, empatía o simplemente desahogo.

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Es normal y entendible que sus problemas de madre no te interesan lo más mínimo. A mí la mayor parte de las veces no me interesa lo más mínimo ciertas conversaciones sobre la serie de turno, el partido del día o el cotilleo de aquella boda a la que fuisteis. Pero hago un esfuerzo por escucharlo, por entenderlo y comprenderlo, ya que para un amigo determinado es importante.

Pues a ti, amiga, que has decidido no ser madre. Apoyo y respeto tu decisión. Siempre lo he hecho. Pero yo voy a seguir quejándome de lo difícil que es ser madre en este país, del espejismo que es la conciliación, de la ridícula baja maternal, de que no te den trabajo porque eres madre, de la ausencia de políticas sociales de ningún tipo, de las guarderías privadas que valen más que muchas universidades, etc., etc. Luego nos extrañamos de noticias como esta: en España por primera vez desde el año 1941 hay menos nacimientos que muertes.

Amiga, solo pido un poco de respeto, empatía y asertividad.