¡Qué difícil es dejar una relación! Y ¡Qué difícil es ser dejada! La vida se para, te sientes fea, con un cuerpo horrible (aunque seas la mismísima Beyoncé con extensiones), te arrastras, te comes toneladas de helado, te bebes siete, ocho, diez (vale, infinitas) botellas de vermú y te “jincas” toda la pizza que existe en España. Y cuando te planteas viajar a Italia porque allí tienen existencias para ti y todos tus compañeros, pero para ti primero, empiezas a llorar, mucho, o a reír, mucho también, o las dos cosas a la vez, porque en realidad no tienes hormonas, o las tienes todas juntas jugando al corro de la patata o a un partido de fútbol ¡Por qué a él le gustaba el fútbol! ¡Joder!

Y amiga, en ese momento es cuando empieza la fiesta. La fiesta del “fustigamiento”, esa en la que empiezas a decirte toda clase de pensamientos exagerados que, aunque sabes que no son verdad, no paras de repetirte, como si fueran latigazos que se hunden en tu espalda dejando una cicatriz que crees que nunca sanará. Y la Drama Queen que llevas dentro, con la mano en la frente como buena folclórica, no para de pensar “me quedaré sola hasta el fin de mis días con 15 gatos y despeinada”, “no voy a salir de esto, es imposible, no puedo estar sola”, “todo el mundo se casa y tiene hijos y mírame a mí. A los 30 y soltera, ahora ¿dónde voy ahora yo con 30?”  y por supuesto el famoso y muy conocido “¿quién me va a querer a mí?”  ¡PUES TÚ NENA, TE VAS A QUERER TÚ!

Se que cuando te dicen cosas como esa cuando estás metida en la mismísima mierda piensas que estás del “conócete a una misma” del “quiérete tú” y del “todo pasará” hasta el mismísimo kiwi cespri. Pero querida, créeme, la mierda en la que estás metida dejará de oler, se quedará seca, muy seca, y saldrás, porque tú y yo sabemos que de peores mierdas secas hemos salido.

Y aquí viene la clave, ¡Céntrate nena! A ti no te ha gustado el fútbol en tu puta vida, en realidad siempre ha sido la excusa perfecta para ponerte hasta el culo de patatas fritas de bolsa y aceitunas. Tampoco tienes claro si quieres casarte, y mucho menos tener un mocoso dando vueltas a tu alrededor como si fuera un satélite. ¡Si tú lo que quieres es viajar hasta que se te acaben las páginas del pasaporte de sellos que tengas! Y a ti, si a ti, te gusta Netflix, pero te gusta más pintarte los morros del color de su logotipo y salir hasta que te duelan los pies y tengas que volver a casa descalza y borracha como una cuba. Porque tú eres más de apuntarte a un bombardeo que de quedarte en el sofá todo el santo fin de semana tapadita ¡POR QUÉ TÚ ERES UN PIBÓN! Y ese cuerpo serrano no es para esconderlo debajo de una manta.

Así que, pisa el mojón que tienes debajo, el que has arrastrado (aunque no lo has visto porque estabas ciega) y cógete el 20 de Maybelline, ese que es rojo mate y, EMPODÉRATE. Ponte ese sujetador, el que te hace unas tetas de infarto, las bragas que te dé la gana, aunque sean color visón, porque te tienen que gustar A TI. Y sal a la calle, cabeza alta, pisando fuerte. Y hazlo por y para ti.

No se trata de buscar el amor de nuevo, porque probablemente si buscas desesperada te vuelvas a quedar con otra mierda. Déjate de rollos, NO necesitas a nadie, tú con una broca del 15 y un taladro ¡ERES LA PUTA AMA! No busques a nadie, aparecerá si tiene que aparecer. No fuerces, que luego vienen los Tinder sorpresa, y tú no te mereces cualquier cosa, tú te mereces algo grande. Y hazme caso, te pasará, porque a todas nos apetece un “remeneo” de vez en cuando, y más cuando llevas unos meses pasando hambre, te lo digo por experiencia. Pero convéncete: Tú, nena, no eres de mercadillo, que te gusten de manera febril es una cosa, pero que sea tu hábitat natural es otra.

Así que como dice una muy buena amiga mía ¡escúchame con las orejas! (en este caso con que me leas con los ojos me conformo), ponte en el escaparte, pero en uno bonito, no en una montaña de ropa de saldillo, porque tú, ¡No eres de rebajas, nena, ERES UN PRODUCTO DE LUJO!

Lola Mento.