¿Sabéis esa broma con la que nos partimos de risa sobre que todos los chinos son iguales? Bueno, *SPOILER ALERT*, pues no lo son; y aquí, con este texto, pretendo mostrar mi solidaridad con los damnificados por el abundante, aunque escasamente reconocido, síndrome fisiope.

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Fisiope (del meloinventín, miope de lo físico), dícese en mi imaginación de aquellos que sufren una confusión visual entre dos o más personas basada en la categorización de estas por una característica física común de las mismas. Es decir, esa gente que porque yo sea gorda creen que es un honest mistake confundirme con otra, otra gorda. Así, por la cara; mejor dicho, por los kilos. Ya nos pasó en OT 1 que a todas nos colgaron el parecido a Rosa López y no avanzamos.

Evidentemente, no todos los chinos son iguales, se trata de una broma que hace referencia a sus ojos; y, evidentemente, confundirnos de persona cuando no la conocemos mucho puede ser comprensible, pero, EN SERIO, que solo haya 3 personas en la oficina con michelines no nos hace intercambiables.

A las que os han confundido alguna vez, puede que os convencierais, u os convencieran, de que se trataba de un error debido a que tenéis el pelo del mismo color, llevabais ambas vaqueros o teníais las pupilas igual de dilatadas; pero, lo cierto es que, son excusas de mierda para no reconocer que le han preguntado por Antonio a la gorda equivocada y que solo han salido de su error porque tú, lejos de avergonzarles corrigiéndoles, has contestado que tu gato está fenomenal cuando ni tienes una mascota llamada así ni estás casada con Tony, por el que preguntaban.

Por el contrario, a los que no os ha ocurrido esto nunca o habéis cometido la confusión, quizá penséis que soy algo paranoica, pero, de verdad, así entre vosotras y yo ¿cuántas veces os ha ocurrido que habéis confundido a la cara, tras una conversación de tres pisos de ascensor, a vuestro interlocutor, conocido, con otro por tener ambos una estatura similar?

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Queridos fisiopes, no soy más particular por tener cms de más a lo ancho que los que lo tienen a lo largo. Entiendo que, dado vuestro síndrome, mi curvycontorno os parezca tan singular que os cueste creer que haya más fantabulosidad física suelta por ahí, pero, os voy a confesar algo: somos muchas y ni tenemos las mismas estrías, ni nos gustan las mismas golosinas.   

Charlotte Morris