Un “buenos días”, un par de estiramientos en horizontal para espabilarme y un inspirador desayuno para afrontar las horas venideras.

Según esta nuestra querida sociedad, que más que sociedad diría que se asemeja a un campo de batalla  patriarcal, debería ir orgullosa, hermosa y afeminada a cualquier acto que requiera el día, y digo debería, porque me confieso tranquila al saber que opino justo lo contrario.

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Y si, soy flaca; “flaquibella”, flaquita, fina, estilizada, esbelta… y demás sobrenombres adheridos a una muchacha que nunca le ha otorgado a nadie la responsabilidad de juzgarla.  Hoy al fin puedo hablar (escribir, para ser más exacta) y os confieso que lo haré gustosamente. Luego ya que la gente hable, que lo han hecho siempre. Qué remedio.

Siempre he sido muy peleona contra los requisitos de este mundo para ser una buena mujer,  me costó nadar contra la marea pero hallé la orilla. Me he pasado muchos, demasiados años en estado de depresión, he llegado a ODIARME profundamente, a avergonzarme de cada centímetro de mi cuerpo y a cuestionar virtudes y defectos por aquellos malditos cánones que te escupen y envenenan.  ¿ En serio?

He llegado a darme miedo, he llegado a ser mi peor enemiga.  Ya sea por unas muñecas o brazos delgados, unos pechos pequeños o unos míseros granitos.  ¿y qué he ganado con todo esto? Una enorme pérdida de tiempo y de amor propio, para agradar a un par de elitistas misóginos que merodean alrededor de nuestras inseguridades para que, lejos de ensalzarnos como espíritus fuertes y hermosos, nos hagan comer menos, maquillarnos más,  y escondernos de lo que fuimos, somos y seremos; MUJERES; fuente de inspiración,  erotismo y sabiduría.

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No permitáis que un anuncio de gran presupuesto o la canción del verano os coloque la etiqueta de objeto.  Si les molesta nuestro peso, nuestras curvas y nuestros pelos ya tienen una cosa con la que entretenerse, porque eres preciosa tal y como te han parido.  Y si tenéis algún momento de bajón, no compréis ese yogur o barrita insípida que con tanta ternura nos recomiendan; comprad un libro, que eso , creedme, les asusta más.

(@Asfigrah)

Todas las imágenes son de nuestra querida Sara Fratini.