AVISO A NAVEGANTES y WELOVERSITAS VARIAS:

Antes de nada, necesito que quede muy claro,  este artículo no es ni de lejos una «llamada global» para que todo el quisqui decida dejar lo que esté haciendo ahora mismo, lance el portátil por la ventana y empiece a buscar terapeuta. No quiero convencerte de nada, ni venderte nada. No  voy a juzgar lo que tú opines sobre el tema. Ir al psiquiatra no es «una buena decisión» en general, lo ha sido para mi, y es por eso que vengo a contártelo. Pero de comerte el tarro, na de na eh? Que conssste ante el juez :)

¿Y sabes entonces por qué quiero que lo leas? ¿Por qué lo saco de mi cajón de «privacidad» y lo expongo aquí, en el tablao?

Porque la gente sigue tratando este tema como si de un misterioso y hediondo herpes genito-anal se tratara; un asunto tabú y del que da vergüenza hablar. Algo que puede etiquetarte como «rarita» o «loca», en el mejor de los casos. Y ante eso solo te haré una pregunta (bueno vale, quizá sean dos): ¿si una persona llevara año y medio con dolor de tripa le daría vergüenza ir al médico?, ¿ocultaría a sus amigos que se había escayolado porque se lo partió el brazo?, ¿se avergonzaría de contar que fue al dentista porque la muela del juicio le estaba amargando la existencia?. Pues eso.

Y por que si quizá estás dudando, o incluso llevas tiempo pensando en dar el paso, y no te atreves..quizá te venga bien leerlo. Quizá (ojalá) te haga sentir un poco más cómoda con tu situación, y pueda explicarte que, de verdad, puede llegar a ser una gran decisión. Voy a contarte por qué :)

a) Un psiquiatra no te pone una camisa de fuerza nada más entrar a consulta y te empieza a empapuzar de pastillas con un embudo mientras aúlla a la enfermera que vaya preparando la ducha helada.

Corrígeme si me equivoco, pero quizá también hayas escuchado con cierta frecuencia que los psicólogos se hacen cargo de los malestares menos graves y al psiquiatra vas cuando empiezas a ver aliens en los cereales del desayuno o cuando te crees el hilo dorado de la túnica del Dalai Lama. Error. Garrafal error.

Un psiquiatra es un médico especializado en las dolencias mentales, ya sean «leves» (y eso de «leve es muyy relativo) o más graves.  Como médico que es, puede prescribirte medicación si así lo considera necesario, pero eso no implica que vaya a empastillarte a la mínima de cambio (o al menos no lo hará si es un profesional como debe ser, que ese es otro tema.).

Tenlo claro, el psiquiatra no es «un loquero», ni acudir allí te hace estar más majara que por ir a un psicólogo. Ni menos.

b) Un psiquiatra no es Paulo Coelho.

No sé vosotras , chicas, pero yo estaba ya hasta el mismísimo coño moreno de libros de autoayuda y citas magistrales que parecen más adecuadas para adornar las tazas de Mr Wonderful que para ayudarte de verdad en tus problemas. Se que hay personas a las que este tipo de cosas les va bien, y por favor, no lo toméis como un ataque, pero a mi lo único que me hacen es ponerme de mala ostia. Mi psiquiatra no usa frases manidas o «fórmulas de bienestar», me habla clarito clarinete y si tiene que cagarse en San Pito Pato, lo hace. No me intenta consolar o animar con versitos y expresiones de envoltorio bonito. Quedan bien para poner en un marquito blanco del Ikea, pero no para guiarte en el amueblamiento de tu cabeza.

c) Un psiquiatra no es tu amigo.

Cuando sacas el tema de acudir a un terapeuta muchas personas (o al menos así me sucedió a mí) probablemente os comenten que no tenéis que pagar a alguien, que para eso están los amigos o que cuéntaselo a tu madre, que ella sabe mucho de la vida.

Pues bien, gran parte del éxito de la terapia con el psiquiatra radica en que NO ES nuestro amigo. Es un profesional externo a nuestro círculo que podrá orientarnos con mucha más objetividad de lo que lo haría un amigo. No se siente mal por sacar un tema que nos haga llorar, no se asusta ante nuestro enfado, no mide sus palabras por miedo a herirnos. Hace lo que tiene que hacer como profesional que es.

Muchas veces contamos en nuestro entorno con cantidad de afecto, buenas intenciones y apoyo…pero con eso no basta para ayudar en según que situaciones. De hecho, lamentablemente a veces la mejor intención puede dañar más que ninguna. Deja a tus amigos para otros aspectos de la vida en los que son insustituibles. Este no lo es.

d) El psiquiatra no crea adicción.

Otro de los comentarios que he escuchado alguna vez es que los terapeutas crean cierta dependencia en sus pacientes.

A ver, voy a serte muy sincera. Cuando has pasado una época (o incluso una vida) con un problema que te ha hecho sufrir, el alivio que sientes cuando esa situación mejora puede hacer que te plantees que ya no puedes vivir tu psiquiatra, porque sin él todo volverá a la oscuridad.

Pero ante esto puedo asegurarte que:

a) Si es un profesional honesto, saben llevar la relación terapeuta-paciente de forma que no se cree este tipo de vínculo de dependencia.

b) Para bien o para mal, acudir a un profesional no es la panacea de la felicidad en un tarro. No es una droga. No tienen la solución para convertir tu vida en un paraíso que se desmoronará en cuanto salgas de la consulta. Tranquila, no vas a engancharte ;)

e) El psiquiatra es humano.

Esto, que parece una obviedad como un camión, puede convertirse en una herramienta de bienestar para tí.

Te cuento: cuando yo decidí acudir a terapia tenía la absoluta seguridad de que iba a encontrarme con una especie de Jesucristo 2.0 con toda la sabiduría del mundo en sus manos, la paz interior y la iluminación en su ser.

A su lado, yo iba a ser una especie de rata despreciable, ridícula y estúpida. Mis complejos aumentaban solo con pensar en ello.

Pero no. no es dios. El psiquiatra tiene días buenos y días malos, a veces es extremadamente profesional y otras se nota que se está llevando algún asunto al terreno personal, se enfada, se ríe, te toma el pelo, te riñe… Y esto lo hace más cercano, más real…y sobre todo te recuerda que no esperes que otra persona venga a salvar tu mundo, porque eres tú, majeta, la que vas a tener que currártelo. Con su ayuda, claro. Pero tú.

f) El terapeuta te ayuda a desmontar adjetivos sobre tí misma que creías definitorios sobre tu persona.

Jodo, casi nada lo técnico que me ha quedado el titulico. ¿Parezco periodista, si o no?

En fin, ahora en serio. Reflexiona un momento. Si tuvieras que definirte únicamente con adjetivos sueltos… ¿hay alguno de ellos que te genere auténtico malestar en tu día a día?

Te pondré un ejemplo: yo siempre me había considerado «miedosa» o «ansiosa», pero tenía asumido que eso era parte de mi, que me definía como persona. Y no, no era así. Ni mis miedos ni mis ansiedades eran sanos, ni aceptables, ni tengo por qué conformarme con vivir con ellos para siempre. Resulta que hay cosas que me angustian …y no deberían hacerlo, que me resultan incapacitantes y que debo eliminar. Y llevo 28 años asumiendo erróneamente que tenía que aprender a convivir con ellas. ¡¡¡¡Y una mierda!!!!

Es un trabajo arduo y un camino largo, si, pero hay cosas que damos por sentadas en nuestras vidas, como rasgos propios de nuestra persona…y que no lo son. Que pueden y deben ser erradicados, y a veces esto no es posible sin una guía externa y profesional. Una guía que en cuanto saco la fusta del autocastigo y me pongo en modo machaque ON me grita, sí, (menudo genio tiene…) pero joder…qué bien me está viniendo.

g) No puedes pretender asistir las cabezas ajenas mientras en la tuya no se respire un poco de aire zen y aromas caribeños.

Yo era de las que antes decían » todo el mundo debería ir a un psicoterapeuta». Ahora ya no lo tengo tan claro, hay personas que realmente gozan de un envidiable bienestar mental  que no les hace precisar de ayuda.

Pero permitiréis que os/nos diga que todos aquellos que de alguna manera tenemos el bienestar de otras personas a nuestro cargo (desde el ámbito educativo, sanitario, ni os cuento si es desde el psicológico …) tenemos,  sino la obligación, si la responsabilidad de gozar de una gestión de nuestra mente y nuestros sentimientos bastante equilibrada. Y los traumicas, ansias, furias asesinas y sueños de grandeza..controlados. Por favor.

Los argumentos que quería compartir con vosotras terminan aquí pero.. me resulta crucial asegurarme de que te he transmitido con claridad (o al menos, eso he intentado!):

– que no podemos trivializar con el tema de la terapia psicológica; no todo el mundo la necesita (malas rachas tenemos todos, y estar de bajón no es estar con depresión) pero el necesitarla no te convierte en menos o en peor (porque hay malas rachas con las que NO tienes por qué pasar sin ayuda).

– que te hablo desde mi propia, personal e intransferible experiencia;  cada uno somos un mundo y nada de lo que te he contado tiene por qué ser necesariamente generalizable para ti o servirte…o puede que algo sí.

– que si finalmente has tomado o vas a tomar la decisión de acudir a un terapeuta, no tienes porqué hacerlo público con los demás si no quieres, y que si lo haces puede que no sea una decisión que todo el mundo acepte de buen grado.  Pero es tu calidad (o no) de vida lo que está en juego, y si únicamente diésemos pasos en la dirección que todo el mundo aprueba…no nos habríamos movido jamás del sitio ;)

Mmmmmmmmmuak!!!

p.d: Hasta donde yo sé, la mayor parte de los psiquiatras no tienen diván. En la consulta te sientas en una silla de toda la vida de dios, y agradécelo. No me parece que puedas infundir ningún tipo de seriedad ni dignidad espatarrada en un sillón  mientras piensas en que si vaya día para haberte puesto vestido que te tiene que estar viendo las bragas hasta el vecino y en que sí vaya sucios llevo los zapatos o que sí como se me duerma la pierna a ver quien coño me levanta de aquí.