El pánico comienza para todas nosotras, cuando por fin oprimimos “enviar” y lanzamos hacia su destino ese mensaje que nos tomó 2 horas redactar.

¿Lo habré dicho bien? ¿Habrá captado el sentido de lo que realmente quería decirle? ¿Habré sido muy directa? ¿O muy indirecta? ¿Y si no me entiende? ¿Y si se enfada?

Pasan unos minutos, la tensión va en aumento, le enviamos un mensaje a esa amiga que nos ayuda en momentos de desesperación, y justo en esas, nos contestan.

“Vale.”

¿Vale? Pero, ¿no ha entendido lo que le he dicho? ¿No lo acaba de captar? ¿No se da cuenta de que he pasado todo este tiempo tratando de decirle todo de la mejor manera posible? ¿Por qué solo ha dicho vale? Es que he sido muy directa. O a lo mejor no, a lo mejor es que no se lo he dejado claro.

Compañeras: seguramente, si le hemos escrito a un chico, este se halla tan tranquilo ahora mismo mientras nosotras planeamos la tercera guerra mundial.

 

Sucede, queridas mías, que hemos caído en un estado que en inglés suena más guay que en español: el overthinking. Básicamente, esta palabreja viene significando algo que en Spanish resumimos de manera muy nuestra: buscarle las cinco patas al gato.

¿Por qué somos tan “dramáticas”, a veces? Creo que quizás es porque todas ya sabemos lo que es el intentar comunicar pensamientos, ideas, sentimientos y planes y recibir un seco “vale” como respuesta –ya hemos pasado una, y dos, y tres veces por lo mismo.

Y con cada nueva persona, tememos que nos vuelva a ocurrir.

Pero sucede que el “vale” de una persona, no significa lo mismo que el “vale” de otra. Por texto, a menos que no usemos emojis (y con todo y eso) es muy difícil el ver claramente las emociones de una persona. Y con los chicos, aún frente a frente es difícil.

 

Así que hoy vengo a brindaros una solución para el overthinking: más de esto, y menos de aquello.

¿A que me refiero? A que una vez hayas dado el paso, te sientas orgullosa de haberlo hecho. A que, si le has dicho a la persona en cuestión que algo te parece (o no te parece) bien, y te han contestado “vale”, lo dejes ahí. En vez de saltar a la conclusión inmediata de que “me ha dicho eso porque le ha sentado mal” o “porque lo he dicho mal”, etc. date a ti misma un BREAK. Si has pasado tanto tiempo redactando un mensaje con sumo cuidado y su respuesta es “vale”, NO es tu culpa. Y no significa necesariamente lo que las voces negativas te gritan por todos lados.

Lo de los mensajes puede sonar como algo pequeño, pero muchas mujeres lo trasladamos a muchas otras áreas de nuestras vidas. A pesar de intentar con todas nuestras fuerzas hacerlo todo bien, decir las cosas como debemos… no siempre obtenemos la respuesta que buscamos. Y nos responsabilizamos por ello. Nos convertimos en nuestras más grandes detractoras, en las archienemigas más poderosas que pudiéramos tener.

Pero no nos lo merecemos.

Así que hoy, si te toca escribir un mensaje difícil, hazlo y no te preocupes si el resultado no es el que esperas. Dar el paso, abrir una vía para la comunicación, es la primera cosa por la que deberías felicitarte. Intentar decir las cosas de la mejor forma, la segunda. Y la tercera es tomarte los “vales” como la campeona que eres, como la mujer segura, fuerte, hermosa y valiosa en la que has trabajado para convertirte. Menos castigarte, menos overthinking y más amor hacia ti misma.

Te lo has ganado.