Seguro que a lo largo de tu vida te has encontrado con todo tipo de amigas, desde tu mejor amiga, tu amiga fiestera, la que siempre está dispuesta a ayudar o esa, ESA, que cuando tiene novio desaparece totalmente del mapa planetario y vuelve a llorar sobre tu hombro cuando lo dejan. ¿Puede haber algo que dé más rabia? Dígase novio, trabajo, hijos, nuevas amigas de la uni o lo que sea: eso no se hace. Todas habremos oído hablar de ese famoso estudio de Stanford que parecía demostrar que las amigas son lo mejor para tu salud.
Pues bien, ya te lo digo yo, no te hacen falta estudios, tener a tus amigas cerca (aunque no sea físicamente), disfrutarlas y cuidarlas debería estar en el top 3 de «Cosas más importantes de la vida». Y no estoy hablando simplemente de tus mejores amigas del alma (esas son las imprescindibles) pero también de hacer nuevas amistades en el trabajo o en la clase de yoga o en otra ciudad si te has mudado (aunque ya no tengas 18 años) o por Internet dónde las posibilidades son infinitas. Podría darte 1000 razones por las que tus amigas son lo mejor del mundo mundial. Intentaré resumir.
Porque (especialmente las de toda la vida) son tu diario personal.
Se saben tu vida mejor que tú, recuerdan cosas que tú habías olvidado, como que hubo un verano que te dio por pintarte pecas en la cara. O habías querido olvidar como esos tíos que te hicieron daño y no hacían falta en tu vida. Además, os conocéis desde hace media vida, crecisteis juntas en el pueblo (o en el barrio) y se la suda que te inviten o no a eventos súper fashion o que tengas 3000 followers en Instagram. Ellas te querrían aunque no tuvieses ni un amigo en Facebook porque saben quién eres al 100%.
Porque te han visto en lo mejor y en lo peor y aún te quieren.
Te han visto recién levantada de resaca, sin maquillaje, llorando a moco tendido, vomitando, intentando patéticamente ligarte a ese tío que no te hacía ni caso, te han perdonado cuando fuiste la peor amiga del mundo y todo porque también saben que eres la mejor del mundo: porque siempre las haces reír, lo dejarías todo para correr a su lado si lo necesitasen y te apuntas a un bombardeo. Con tus amigas no hace falta tener vergüenza, puedes hacer pis delante de ellas, pedirles que te ayuden a depilarte y todas esas cosas que nunca pedirías a tu novio.
Porque con ellas puedes hablar de cosas inconfesables.
¿Qué grupo de amigas no acaba siempre hablando de cagar en sus reuniones? Es un clásico. Los temas con los que solo te atreves a hablar con tus amigas son variados y maravillosos: la regla, tus fantasías sexuales raras, los detalles de vuestros polvos de una noche, de los horrores del embarazo y el parto, e incluso de os podéis poner a hablar de porno aunque sea un miércoles por la mañana y no venga nada a cuento. La amistad es así de maravillosa.
Porque te demuestran que no hace falta que lo compartas todo con tu pareja.
Eso de que a ti y a tu pareja os tiene que gustar todo igual y compartir un montón de cosas es una falacia como una catedral. Patrañas. De todas las cosas inconfesables mencionadas en el punto anterior no hace falta hablar con tu pareja, de verdad. Y tampoco hace falta que te lleves a tu novio de compras ni que sea un apasionado de la literatura inglesa si ya tienes amigas con las que compartir esas cosas.
Porque les puedes contar la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.
Si ese vestido te queda fatal o vas a parecer un putón verbenero o te queda de maravilla, te lo van a decir. Sin miedo. Incluso hay veces que te dirán lo que piensan y no tienes ni por qué hacerles caso, lo importante es saber que no hay puñaladas traperas por la espalda ni nada que se le parezca. Y te confesarán cosas necesarias, como saber que a veces puede que quieras tirar a tus hijos por la ventana (figuradamente) porque no les aguantan más y que es algo normal que les pasa a todas las madres.
Porque no te juzgan.
La gente que te quiere de verdad, no te juzga. Te aceptan tal y como eres, no se creen mejores que tú o no te dicen como deberías hacer las cosas si saben que tu manera de vivir la vida te hace feliz. Que no te juzguen es de las mejores cosas que te pueden pasar en la vida.
Porqué os entendéis sin hablar.
No es tan fácil conseguir ese tipo de conexión con alguien pero, una vez ocurre, es indestructible. Ese placer de entenderos sin palabras, de tener chistes y motes que solo entendéis vosotras, de saber que cuando estés con ella te vas a reír hasta que te duela la tripa de cualquier tontería. Con tus mejores amigas incluso puedes quedar para «hacer nada» porque no necesitáis nada más que un sofá y agua para que no se os quede la boca seca. Además si no te apetece siempre se lo puedes decírselo sin problema porque sabes que, a veces, estas cosas pasan.
Porque sabes que siempre estarán ahí.
Y vamos a por el topicazo final, por mucho tiempo que pase, las amigas siempre estarán ahí como si os hubieseis visto el día antes y son las primeras a las que quieres contar cualquier cosa realmente importante en tu vida.
Así que, aunque sepas que siempre estarán ahí, haz el favor de cuidarlas. Aunque tengas 32 años y vivas en otra ciudad y tengas unos horarios locos y vayas a parir en 2 semanas. Aunque tengas novio, hijos, estés organizando una boda o estés empezando con tu novio. Sea como sea, saca tiempo para hablar con ellas, para saber cómo les va la vida, para decirles que les echas de menos. Apúntatelo en la agenda si hace falta pero nunca pierdas a una amiga que valga la pena.
