Parece ser que no nos metemos esta idea en la cabeza, pero chicas, QUE SÍ, ¡Que se puede estar gorda y ser súper feliz! Es increíble que todavía nos cueste tanto entender este concepto, pero la razón es muy sencilla, y es que ¡la felicidad no tiene absolutamente nada que ver con nuestro peso! Que tener una talla concreta no te asegura que todo te vaya a ir mejor en la vida, ni muchísimo menos, y que no por estar gorda tenemos que pasarnos el día sufriendo y llorando como unas Magdalenas… ¡Las magdalenas están hechas para comérselas y para nada más!

Yo que soy gorda profesional desde hace muchos años, no sólo he conseguido llegar a un status de aceptación personal, autoestima y, en definitiva, felicidad, inmensa,  sino que además tengo un novio estupendo, me va de lujo en el curro y tengo los mejores amigos ever. Y la verdad es que esto es un perfil de gorda que tenemos mucho entre las que pertenecemos a Weloversize. Pero, ¿cómo es esto posible? Se pregunta mucha gente, más de la que imaginas… Pues nada, es mucho más fácil de lo que crees, y a continuación te voy a dar unas pautas para que empieces desde YA a sentirte mucho mejor con tu vida y emprender ese camino hacia la felicidad que todos buscamos:

1. Tu peso no tiene NADA que ver con tu felicidad. No nos cansamos de repetirlo: Eres muchísimo más que una talla, que un número en la báscula. Entiende que tu personalidad, tu actitud y el cómo enfrentas la vida es lo que te hará realmente ser más feliz o menos.

2. Deja de comprar en tiendas que te hacen sentir mal por tener una talla diferente. Estamos en 2017: Hay mucha más vida aparte de Inditex. Hace unos años una gorda no tenía más remedio que vestir con túnicas de señora porque nadie pensaba en ellas para hacer la ropa, pero esto ha cambiado muchísimo. No tienes más que darte un paseo por nuestra web para ver la de opciones de moda de talla grande que hay disponibles. Pierde el miedo a comprar por internet si es necesario y olvídate de volver a esos probadores injustos y tristes donde todas nos hemos dejado el autoestima alguna vez. La sensación de tener, POR FIN, ropa bonita que te gusta y que te sirve perfectamente es una de las cosas que más feliz te puede hacer. Empieza por ahí.

3. Olvídate de que estás gorda. Cuando estés con gente, cuando vayas por la calle, cuando vayas a la piscina, al gym, cuando quedes con un chico: olvídate. Estar gorda no te define, no eres tú. No te hace menos atractiva ni te afea, eso son estupideces. Visualízate a ti misma como la chica preciosa que eres y merecedora de todo lo bueno que quieres para tu vida y céntrate en la conversación que estás teniendo, por ejemplo. En cualquier cosa que te haga distraerte, por unas horas, de tu propia voz interior odiosa que te dice que estás gorda.

4. Deja de compararte o criticar a otras chicas. En su lugar, comienza a fijarte más en las cosas buenas que tienen las demás y procura no criticarlas ni compararte con nadie, porque esas actitudes sólo traen negatividad a tu vida. Eso de ‘me siento mejor si veo que Pepita está peor que yo’ no se usa nada ya. Lo que se lleva es empoderarnos unas a otras, ver belleza en todos lados y no escatimar en halagos hacia otras chicas que las hagan sentir mejor. Porque todas, de una forma u otra, con una talla u otra, nos pasamos la vida lidiando con mil complejos, y si el resto de chicas a nuestro alrededor, en vez de recordárnoslos, nos hace olvidarnos de ellos, el mundo se convierte en un sitio muchísimo más feliz. Recuerda que la felicidad también se consigue si tú misma vas por ahí repartiéndola.

4. Céntrate en las cosas que te hacen bonita, y poténcialas. Y no me refiero sólo al físico, sino a las cosas de tu personalidad que hacen que la gente quiera pasar tiempo contigo. Y si tienes malas actitudes o ciertos aspectos de ti misma que te gustaría no tener, intenta cambiarlos y ser cada día mejor pero sin autoflagelarte por ser como eres, porque no olvidemos que nadie es perfecto y que todos estamos en constante revisión y mejora de nuestra persona.

5. Entiende que adelgazar no te va a traer la felicidad. Parece que esto cuesta metérnoslo en la cabeza pero es que ¡es así y no hay más! Si tú misma no te gustas gorda, tampoco te vas a gustar con 20kg menos. Siempre va a haber cosas que quieras cambiar, cosas que criticar de tu cuerpo. Tienes que quererte peses lo que peses, y jamás supeditar tu felicidad a algo tan cambiante, efímero y superficial como es tu físico. Busca tu amor propio y afiánzalo en quien realmente eres porque eso es lo único que no va a cambiar (o al menos no tanto) con los años.

6. Puedes conseguir al hombre que quieras aunque estés gorda. Créetelo ya porque es así. Si te enamoras de un chico y crees que no va a hacerte caso porque estás gorda, primero compruébalo y, si es así, si te rechaza simplemente por eso, entonces lo que tienes que cambiar en tu gusto en hombres y dejar de fijarte en capullos. Un hombre de verdad, de los que merecen la pena, jamás te hará sentir mal por tu peso ni te pedirá que adelgaces para él.

7. Tu profesionalidad y éxito laboral tampoco dependen de tu peso. Cuando una mujer está segura de sí misma, y demuestra su valía, nadie se fija en si está gorda o flaca, porque eso no le importa a nadie. Yo era de las que solía pensar que por estar gorda nadie me iba a tomar en serio profesionalmente, o que iban a priorizar eso antes que mi valor como trabajadora, ya que me iban a juzgar por ahí, pero no podía estar más equivocada: Cuando eres tú misma la que prioriza su gordura, haces que la gente se fije en ello, así que prueba de vez en cuando a hacer todo lo contrario y a actuar repitiendo el punto 3.

En definitiva, la felicidad se encuentra en las pequeñas cosas, no en cuánta celulitis tienes. Y esto parece sacado de una taza de Mr. Wonderful pero les juro que tiene más razón que un santo. Valorar esos pequeños logros, como el día que te atreviste a ponerte un bikini, o disfrutar de las pequeñas cositas del día a día como esa clienta que te ha dado las gracias por un trabajo que hiciste el otro día. Esos detalles son los que tienes que empezar a apreciar si quieres sentirte más feliz cada día y entender que tu peso no tiene nada que ver. Al final, día sólo tiene 24h y una vez que se van no vuelven nunca más, así que ¿de verdad quieres pasártelas amargada pensando en lo gorda que estás? Yo un día entendí que quizá jamás iba a ser capaz de perder todos esos kilos que supuestamente me sobran, por lo que tenía el deber de empezar YA a quererme tal y como era, a valorarme mucho más y por muchas más cosas que mi peso, y ese día empecé realmente a ser feliz. Todo lo demás, viene rodado después.