Uno de los miedos más grandes de las parejas, frente a toda la ilusión de tener un hijo, es que su relación se vea afectada. Donde éramos 2, ahora somos 3 y hay uno que pide mucha, muchísima atención. Estado de la situación: cansancio, cerebro zombie por falta de sueño, casa hecha un desastre y escasez de canguros disponibles cuando más se les necesita. Que no cunda el pánico. De verdad, lo juramos: hay vida de pareja después de tener hijos. Quizás no justo el día siguiente de salir del hospital pero, a la larga, todo vuelve a su sitio. ¿Cómo hacerlo todo más llevadero y que tu relación de pareja se resienta lo mínimo posible?

Por supuesto, es primordial que hablemos de una relación sana y llena de amor desde el principio. Si sospechas que tú relación puede ser tóxica, aconsejaríamos dejar lo de tener hijos para más adelante. Nos mantenemos fuertes en afirmar que los niños no traen problemas a las parejas, simplemente dejan en evidencia los que ya existían antes. Eso no quiere decir que los problemas acaben en divorcio y que no se puedan solucionar tras la llegada de un hijo. Sí, hay más cansancio y más tensión pero también hay más amor y más ilusión por ese precioso proyecto en común que os traéis entre manos.

Aprecia los pequeños detalles que tenga tu pareja

 

 

La gratitud no solo mejorará tu relación de pareja sino que es algo que aprenderán tus hijos. Igual que deberías hacer contigo misma, deja de comparar tu relación con la de los demás. Cada pareja es un mundo y, seguramente, no sepas de la historia la mitad de lo que se vive debajo de los techos ajenos. Céntrate en ser feliz con tu familia. Lo demás, ¿qué más da? Párate a pensar todas esas pequeñas cosas que te encantan de tu pareja y todo lo que hace por ti y vuestros hijos. No te centres en lo negativo y cuando te sientas agradecida o con ganas de decirle que le quieres, ¡hazlo! A veces, los pequeños gestos son los más poderosos. Quizás no hace falta una cena romántica o una escapada de fin de semana. Un Whatsapp a las 10.30 de la mañana para dar las gracias por dejar el desayuno preparado puede ser algo mucho más especial.

Dale la misma prioridad a tu familia que a tu trabajo

 

Vamos a ponernos dramáticas. El día que te mueras NO vas a pensar «Ay, ojalá hubiese trabajado más y pasado más horas en la oficina». Seguro. Tampoco hace falta que alguno de los dos deje su trabajo pero podéis tomároslo con más calma y respetar los horarios al máximo. Redefine tu idea de tenerlo todo porque todo-todo con 24 horas al día y 8 que tienes que dormir, no llega. No dejes que tu trabajo impere sobre la vida de tu familia.

Deja que te ayuden

 

No solo tú y tu pareja deberíais compartir tareas. El resto de la tribu (familia, amigos, comunidad…) seguro que están deseando ayudar y participar en la vida de los más pequeños. Apóyate en otras mujeres para consejos, una charla sobre tonterías, tomar un café de vez en cuando o preguntar a otras madres si esas preocupaciones que tienes son normales. Tu pareja necesitará también su tiempo, su espacios y a sus amigos. ¡Haced crecer la tribu!

Quítale tiempo a tu móvil para dárselo a tu familia

 

Los móviles son la mar de útiles pero también son esos pequeños ordenadores que llevamos a todos lados y que se han convertido en tiranos. Nos han causado enfermedades imaginarias como el #fomo y nos provoca ansiedad salir de casa sin ellos. Y ahora, sí, te estamos diciendo que debes pasar menos tiempo con tu smartphone entre manos. No puede ser que tu iPhone reciba más atención de ti que tu pareja o tu hijo (por muy bonita que sea la funda que lleves). Que te lo digan los daneses y su receta para la felicidad. El famoso hygge incluye desconectar de aparatos electrónicos. Cuando estés con tu chico, está por él y no compartiéndolo con tu Instagram, mail y Google. Ahora que tenéis un hijo y menos tiempo para vosotros, ha llegado el momento (de la verdad) de prohibir móviles a ciertas horas del día.

Guarda tiempo para ti misma

 

Resulta fácil también dedicar todo tu tiempo a tu hijo, tu pareja y tu trabajo y olvidarte de ti misma. Para que tus relaciones con el mundo y con los demás sean satisfactorias, guarda un momento solo para ti. Un pequeño reset de vez en cuando harán todo mucho mejor. Sal a hacer deporte, a pasear, túmbate a leer, medita, prepárate un baño, vete a comer tú sola a un restaurante.