No son pocos los que piensan que gordura y tetas grandes son un todo, que van de la mano. Incluso algunos dicen que “lo mejor” de las gordas es que, seguramente, vayan generosas de delantera y puede que también de trasera.

 

Pero no se imaginan cuán equivocados están, de verdad que no. Es verdad que, por norma general, las gordas gastan bastante talla de sujetador. Sin embargo siempre hay excepciones para todo, y en este caso no iba a ser menos. Al igual que existen gordas con el culo carpeta, sí señores, sí: también existen las gordas con las tetas pequeñas.

Existimos, claro que sí. Y, además de existir, también sufrimos todo lo que sufre una persona cuando, por una razón u otra, por muy tonta que sea, no encaja en el canon. Esta vez no solo somos gordas, razón de sobra para colgar nuestra cabeza en una pica tras habernos torturado sin descanso hasta la muerte por hacer apología a la obesidad sino que, además, no gastamos la talla de sujetador que el mundo desearía que gastásemos. Tenemos las tetas vergonzosamente pequeñas en comparación con el tamaño del resto de nuestro cuerpo y eso es razón suficiente para hacernos creer menos, para reírse de nosotras o para acribillarnos con preguntas como “¿por qué eres tan gorda y tienes las tetas tan pequeñas?” Genio: si lo supiera ya le hubiese puesto remedio. O no.

 

Puede parecer una tontería pero, la verdad, es que es un tema bastante peliagudo. Es un tema que, puede parecer lo contrario, pero nos trae múltiples problemas en prácticamente todos los ámbitos de nuestras vidas:

La ropa:

Este es probablemente el mayor problema de todos. A la hora de comprarnos una simple blusa encontraremos problemas en lo que a cuestión de tallas se refiere porque, claro: en tu espalda podría aterrizar un helicóptero y tus brazos podrían alimentar sin mucho problema a toda tu familia. Así que una blusa que te quede perfecta de pecho te exprimirá el resto del cuerpo y para que te quede bien de espalda y brazos te verás obligada a rellenarla en la zona del pecho con vetetúasaberqué.

Por no hablar, claro, de la cantidad de vestidos que no te puedes poner porque te sobran tirantes por todos lados o la cantidad de veces que tienes que colocarte los escotes porque bailan muy a su gusto.

Los sujetadores:

Otro tema gracioso de tratar cuando eres gorda de cuerpo pero no de tetas. Probablemente lleves tallas que, como mínimo, son curiosas: copas muy pequeñas y tallas muy altas. Ahí, compensando.

Claro está, los sujetadores con relleno y los push-ups serán indispensables en tu armario. Y es que ayudan a que un escote que normalmente no rellenarías ni loca se vea perfecto. ¡Milagrosos!

Los bikinis:

El verano siempre es una época difícil para las que gastamos muchas tallas de más, pero la cosa se complica aún más cuando tus tetas están descompensadas con respecto al resto de tu cuerpo: tienes que apañártelas como puedas para encontrar bikinis cuyas piezas puedan tallar por separado. Por no hablar de los bañadores, en los que tus tetas bailarán sin fin todo el rato.

Dinerales en modista:

Como toda tu ropa hace que tus tetis bailen en libertad, probablemente tendrás que arreglarla toda. Cortar tirantes y adaptarlos será como el pan de cada día.

Aguantar a la gente:

La gente, como siempre, tendrá comentarios que hacer aunque tú no hayas pedido ninguna opinión. “¿Por qué llevas escote si tienes las tetas tan pequeñas?” “Llevar sujetadores con relleno es una mentira” “Yo soy tú y me operaba con tal de estar un poco más compensada…”

¿Mi consejo? Ignórales por completo. ¿Dónde está escrito que tener las tetas pequeñas sea un delito? Además, existiendo push-ups que conviertan tu pecho en una maravilla para la vista, ¿qué más da lo demás?

Por supuesto, no olvidemos las ventajas de tener los pechos pequeños: no hay dolores de espalda, no nos tenemos que preocupar por miradas indiscretas y, además, podemos no llevar sujetador sin que se note. ¿No te parece suficientemente genial?