Hasta hace relativamente poco, mi vida consistía en estar bien, y si no lo estaba, que no se notase. Es mucho más fácil parecer feliz que tener que dar explicaciones, y, por otro lado, es mucho más difícil enfrentarse a un sentimiento que simplemente cubrirlo con falsa alegría y seguir como si nada. Pero, igual que necesitamos ser felices de vez en cuando, necesitamos un día en el que desconectar, hacer nuestras actividades favoritas y pasar tiempo con las personas que nos importan, también necesitamos algún día de bajona, de esos de salir a la calle con gafas de sol y sin maquillaje para poder soltar alguna lagrimilla cuando te apetezca.

Aunque estoy ya bien crecidita, creo que esta es la primera vez que me enfrento a un sentimiento de enorme tristeza simplemente dejándolo actuar. Por primera vez en mi vida no pretendo estar bien, porque no lo estoy. No me exijo seguir con mis rutinas tal y como deberían ser ni dar lo mejor de mí en cada trabajo porque sé que, por unos días, no podré hacerlo, y no pasa nada. Estoy triste y quiero estarlo. Quiero que se me pase, pero simplemente quiero que el proceso culmine cuando yo lo necesite.

Estar triste es bastante cotidiano, pero confesarlo es otro tema. Esta vez decidí que no me iba a engañar a mí misma, y por lo tanto, tampoco iba a mentir a los que me rodean: contaría lo que me pasaba, si el tema salía a colación, y no me iba a sentir ridícula por sentir pena, ni inferior por mostrar mi debilidad. Pero es bastante sorprendente, y hasta a veces molesto, como mucha gente, con solo nombrarle la palabra tristeza, automáticamente te dice mil cosas para que te sientas bien y olvides aquello que te ha producido esta bajona. No me entendáis mal, no demonizo a nadie. Yo he sido la primera que ha hecho eso mismo un montón de veces. Sin embargo, me lleva a preguntarme: ¿por qué luchamos, socialmente, contra la tristeza ? ¿Por qué no tratamos de entender a la persona triste, por qué sentimos la necesidad de alegrarla?

Cuando compartes con otras personas lo mucho que te ha dolido una situación generalmente te encuentras con respuestas maravillosas que se pueden reunir en los siguientes grupos:

– No te preocupes, mujer

a970ff74b257fb5254f929ff01c57826Si me estoy preocupando por esto, es porque esto me importa. Es normal que no lo entiendas porque no eres yo, ni puedes comprender como yo lo importante que esto era para mí. Así que sí me importa, por eso me duele. Si no me importase, creéme, no iba a necesitar de nadie que me recordarse lo insignificante que era.

– Bueno, eso no es nada, porque yo…

harry-potter24

Pues mira, ya que hablamos de tus problemas, hablemos mejor de los míos, porque yo sí que lo estoy pasando mal, que no veas la que tengo encima, y mira, aquí estoy, como si nada, y palante, si es que es así la vida.

– Eso te pasa por…

3-judging-you-gif

Y de repente todo el mundo es experto en solucionar conflictos, pero la ONU aún no se ha enterado de que tengo ante mí a las personas mejor preparadas. Es muy bonito acudir a alguien con un problema, por muy tonto que sea, mientras esa persona lo considere un problema, y responderle con un «es que no tenías que haber hecho tal cosa o no deberías haberte fiado de tal otra». ¡Acompáñame a mi máquina del tiempo y volvamos juntos al pasado para arreglarlo! ¡Gracias amigo!

– Y mi favorito: ¡anda que no hay peces en el mar!

peces

Como en este particular caso mi problema venía ocasionado por las cosas del amor, la contestación de los peces en el mar suele venir dada, pero vamos, que si el problema se refiere a que se te ha estropeado la batidora el comentario podría ser «será por batidoras». Total, que el ánimo que te ofrecen viene a resumirse en «olvídate ya de ese UNO porque hay MILES ahí fuera». Esas personas creen que eres un robot y que con solo apretar tu tecla de resetear la otra persona dejará de existir para ti y podrás concentrarte en el resto de hombres sobre la faz de la tierra, que probablemente sea lo que más te apetezca después de que uno te haya dejado como te ha dejado.

Ahora mismo estoy triste. Estoy dolida. Puedo sentir físicamente ese dolor, siento hasta escalofríos y sensación de mareo, se me cierra el estómago y a veces incluso siento ganas de vomitar. Llevo unos días viviendo en una auténtica montaña rusa, con bajones de ánimo cuando menos me lo espero, aunque soy consciente de lo bien que va el resto de mi vida. Pero quiero estar triste, quiero pasar por esto. No quiero enterrar algo que me duele, sólo quiero que se vaya pasando, que se tome el tiempo que necesite. Por estar triste no me encierro en mi habitación ni me compro una tarrina gigante de helado, simplemente sigo con mi vida. Y a veces estoy bien, pero a veces me tengo que parar y coger aire, y a veces se me escapa una lágrima, y a veces visualizo recuerdos en los lugares por los que paso, o de repente escucho una canción que, joder, parece que habla exactamente de mí, y otras veces busco esas canciones y le pido a Spotify que me ponga baladitas de amor (y de repente se le cuela Sarandonga, como os lo estoy contando) o aprovecho esa tristeza para ver películas que me ayuden a entender lo que siento o para escribir textos como este, que me ayudan a desahogarme.