Todas, en algún momento de nuestra existencia, nos hemos planteado por qué no cruzar esa delgada línea de la amistad con nuestro mejor amigo y llevarla más allá. Y no me vengáis ahora con eso de “uy no, yo no”. No me la coléis como con la masturbación, ¿eh? Aquí todas, sin distinción, lo hemos pensado e incluso llevado a cabo alguna vez. Y esto ocurre porque, compartas más o menos tiempo con la persona en cuestión, hay ciertas cosas que, con él, no muestras ningún reparo. Total, si somos colegas, ¿no? Sin sexo, no hay peligro. Pero luego son estas mismas cosas las que ellos critican de las tías a las que enfilan. A saber…

  • Eructar y gasear.

Porque, queridas mías, donde hay aire, hay alegría. Si la primera vez que se escapa alguno, tu mejor amigo te mira y se descojona, todo va bien. Y ya si comparte, ¡ la vida es una fiesta! Algo similar tendría que ocurrir si estás con el chico que te gusta o él con la chica en cuestión pero… No suele ser de esa manera. Y si así es, ¡ felicitaciones, amiga!

  • Rascadas de culo y coñer.

Si él lo hace casi constantemente, ¿por qué tú no? Los picores, en paridad. Pero en nosotras queda soez y, en ellos, es «parte de su naturaleza». Por eso, tu mejor amigo hasta lo ve graciosete, porque eres su amigo con tetas. Y ese término, aunque digan lo contrario, les encanta. Pero si es «LA» chica, generará en ellos una mezcla de estupor y se plantearán si tienes herramienta larga o corta.

  • Comentarios a pelo sobre sexo.

¿ No es verdad, ángel de amor, que si tú eres un vacililla y me cuentas maravillas, yo tengo derecho a ser una fucker mejor? Pues eso, que si tú te has acostado con mogollón de titis, yo también, e igual me apetece contarte cómo me han comido el coño. Para que aprendas, ¿eh? Si, en el fondo, te echo un cable. Y lo sabes. Entre mejores amigos, esto está permitido y es casi de obligado cumplimiento dentro de esas normas no escritas como decálogo de la amistad, pero… ¡amiga, ni se te ocurra soltar tus hazañas sexuales al chico que andas conociendo porque te etiquetará y huirá!

 

  • Soltar tacos, joder.

Típico tópico híper machista aquel de «la mujer tiene que hablar finamente». Finamente, mis ovarios. Que puedo tener la misma clase que una que no suelte ni un simple taco. No hablamos de 3 por frase, pero uno cada 3… Pues oye, ni más ni menos. A gusto de la consumidora.

Probablemente haya muchas más cosas que vosotros, queridos lectores, compartís con vuestra costillita del alma. Puede que os dé mayor o menor reparo realizar cerdadas juntos o que algunas de las nombradas ni siquiera las practiquéis. No importa, ni siquiera es relevante la frecuencia de cada acto. Lo realmente importante es ser siempre uno mismo, ya sea con tu mejor amigo, tu compañero del trabajo, tu vecino, tu ligue de fin de semana, tu follamigo, tu amante, el tío que te gusta, tu pareja, etc, etc. Las únicas diferencias están en lo que escondemos entre cada pierna, pero el corazón, no entiende de normas.

Así que, soñad por un momento que sois aire, a lo Mecano, mientras os cagáis en la ostia rascandoos las partes nobles y enumerando las veces que os han hecho una mala comida. Pero sed auténticos. De nada.