Hoy tengo que confesarme. No se me da bien que un amigo me haga una pregunta y no poder responderle claramente con lo que yo pienso. No se me da bien decir lo que la gente quiere escuchar.

Lo siento. Pero si voy a tener que mentir hasta tomándome un té con mi mejor amiga, señores, prefiero no tener amigos.

A partir de ahora mi núcleo más cercano de gente se limita a CONOCIDOS y punto. Además, ello no me obligará a escuchar gilipolleces cuando ellos nunca están para escuchar las mías; no tendré que felicitar a nadie por su cumpleaños cuando del mío no se acuerda nadie … como veis todo son ventajas.

Hace tres semanas una persona me dijo que era antisocial y soberbia. Al preguntar ¿por qué? Me respondió que al parecer un día nos habíamos cruzado, me había saludado y yo no respondí el saludo.

¿En serio?
¿En serio?

Pero ¿sabéis qué?, no se le ocurrió coger y decirme: oye, el otro día te salude, ¿te pasaba algo que no me saludaste?

No, lo mejor es juzgar sin conocer los motivos, todos lo hacemos. Yo también lo hago, por supuesto, en alguna ocasión o en muchas cometí el error de juzgar sin conocer, de malinterpretar palabras o comportamientos, que nada tenían que ver con lo que yo me imaginé. Porque no tenemos ni idea de lo que está pasando en la vida de la otra persona, porque no nos imaginamos sus circunstancias, porque nos gusta opinar sin saber.

¿Queréis saber por qué no saludé a esta persona? Pues sencillamente porque no oigo, llevo audífono desde hace 13 años, y aún así no consigo oír el 100%. Esa es la verdadera y única razón por la cual ese día no le saludé.

Eso significa que soy SORDA, pero no soy SOBERBIA.

Firmado: Vanessa López