Partimos de la base de que a las Loversizers (y creo que a casi todas las mujeres), nos provoca un asco terrible que nos digan movidas por la calle. Pocas cosas nos parecen más violentas que tener que enfrentarte a la opinión de un desconocido, que por supuesto tú no has pedido.

Y no, no hace falta que nos griten GORDA de malas maneras para que nos resulte ofensivo o incómodo. Hay quien se cree que nos hace un favor soltando supuestos piropos

No sería la primera vez que me dicen ‘¡qué rica mami!’ por la calle y ante mi cara de asco y desaprobación, finalizan el piropo con un ‘¡qué borde la gorda!’. ¿En qué quedamos? ¿Tengo que sonreír y agradecer una expresión vomitiva? ¿Tengo que sentirme mejor porque es mi deber como pobre gordita aceptar todo lo que me digan, más aún si es supuestamente positivo? Pues mira hijo, no.

Y sé que a TODAS nos dicen cosas asquerositas por la calle, pero hoy voy a centrarme en las vulgaridades que recibimos las gordas a menudo y a las que os animo a hacer frente. Nada de agachar la cabeza y huir. Aguanta la mirada y responde. La mayoría esperan que te ruborices y salgas por patas, no les demos ese placer.

Responde con la primera barbaridad que se te ocurra y quédate más ancha que larga.

– ¡Vaya ubres nena!

Porque todos sabemos lo fantabuloso que es que te tomen por vaca. 

– ¡Eso es carne y no lo que le echa mi mujer al cocido!

¿Y qué opina su mujer sobre su afición a acosar a mujeres en la calle?

– ¡Eso sí que es una gordita guapa!

Claro, porque no puedo ser guapa a secas. 

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– Si la grasa fuera oro, tendrías todo un tesoro.

Al menos este tipo de tíos saben rimar. Todo un catch.

– Mejor ser gorda y hermosa que flaca y asquerosa.

Vamos ahí, ofendiendo no solo a las gordas, sino a todas las mujeres en general. 

– Me gustaría ser tu hijo para mamar esas tetas.

BARF. Arcadas inmediatas. 

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– Tienes un culo para forrar pelotas.

Y al pobre no le da ni para forrarse el cerebro.

– Los huesos pa’ los perros, sí señor.

Esto no hay por donde cogerlo.

 

En definitiva, que si no quieres sonreír no sonrías, por mucho que te lo diga un señor asegurando que si no lo haces eres una maleducada. Los únicos maleducados son ellos, que todas esas barbaridades que nos sueltan sin pensar jamás se las dirían a sus hermanas. Debemos hacer frente a estas situaciones para evitar que estos seres programados para ir humillando al resto por diversión dejen de hacerlo algún día.

¿Qué tipo de barbaridades suelen decirte a ti por la calle? ¿Les haces frente o agachas la cabeza con vergüenza?

 

Fattie Bradshaw