Valiente es el que cambia una lágrima por una sonrisa. El que no le da la espalda a los problemas, ni se marcha al primer contratiempo. Valiente es el que se levanta cada mañana aunque no tenga motivos; valiente es el que busca motivos para levantarse.
Valiente es el que convierte los obstáculos en oportunidades. El que no pasa por la vida de puntillas; el que se lanza; el que no deja de apasionarse ni un solo día. Valiente es el que es capaz, pese a todo(s), de ilusionarse.
Valiente es el que aprende a valorar las miradas, las palabras, las caricias, las sonrisas, los momentos, los silencios. Todo aquello que no vuelve. Valiente es el que sabe valorar al valiente que sabe valorarle.
Valiente es el que deja entrar a otros en su vida; el que corre el riesgo de que le hagan feliz. Valiente es el que aún teniendo el corazón lleno de remiendos, de parches, de tiritas… se permite el lujo de enamorarse.
Valiente es el que no se rinde antes de empezar. El que, aunque pierda mil batallas, continúa luchando. Valiente es el que no abandona el barco. Valiente es el que no deja que la vida se le escape. Valiente es el que no te deja escapar.
Valiente es el que se queda, el que no se esconde tras ninguna coraza; valiente es el que no necesita una coraza. Valiente es el que hace de sus palabras y sus actos uno. Valiente es el que cumple sus promesas sin necesidad de prometer nada.
Valiente es el que tiene miedo, el que está acojonado, y aún así elige arriesgarse. Valiente es el que decide no arrepentirse nunca de haberlo intentado.
Valiente es el que está. Valiente es el que quiere ser valiente.
