Tengo que confesaros una cosa: No estoy gorda. Bueno, vale, dos cosas: tampoco estoy delgada. Entonces ¿qué estoy? ¿Delgorda? ¿O es que no estoy? Que no quisiera yo encasillarme, porque no soy de esas, pero claro, con alguien tendré que identificarme ¿no? Con lo que le gusta a la gente etiquetar, no puedo ir yo por la vida siendo especial, hombre, POR FAVOR. No.

Hace un par de meses, a Maya Singer, una de las escritoras de Style.com, se le ocurrió comentar en uno de los artículos de la web sobre las próximas tendencias de moda, su deseo de que en 2015 se volviese a poner de moda lo que a ella le gusta llamar el “cuerpo normcore”. Que yo sé que ahora estaréis todos un poco desconcertados porque eso qué es, así que yo os lo explico: según ella, este tipo de cuerpo es el de las actrices de antes. De antes de que se pusiera de moda estar MUY musculada, vaya. Es el tipo de constitución ni muy delgada ni muy descuidada. Eso dice ella, pero bueno el ejemplo es este: Sandra Bullock en bikini en La red:

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O sea que es más bien estar delgada, pero que parezca como que no has hecho tú nada porque sea así. A Maya no le gusta que parezca que te has dejado el culo en el gimnasio. Eso no mola.

No podemos negar que el normcore (o el rollito este de vestir como tu padre) ha sido la tendencia definitiva de 2014, una contradicción como otra cualquiera, porque no sé si nos hemos dado cuenta de que lo que se ha puesto de moda es no ir a la moda, pero BUENO, «aceptamos pulpo como animal de compañía». De hecho, la esencia del normcore es adaptarte a la normalidad de cada situación, no llevar chanclas de piscina y riñonera, pero bueno, no seré yo quien diga nada (yo soy más de mirar así, como mal cuando veo a alguien en este plan, pero soy mu’ educa’ y me callo).

De todas formas, a lo que vamos: ¿adaptar el concepto de normalidad a un canon de belleza femenino? ¿Por qué? ¿Quién decide qué es normal y qué no? ¿Y para qué? ¿Para que yo pueda decir que tengo un cuerpo normal? (Yo, tú, tu prima o la vecina del quinto). Entiendo que el corazón de la tendencia normcore es alcanzar el sentido de pertenencia a la sociedad adaptándote a cada situación: poder decir que eres como los demás, para sentirte parte de algo. O sea que tener un cuerpo normcore dependería de la situación: tus amigas son gordas, tienes que estar gorda; vas con delgadas, tienes que estar delgada. Mira, eso no hay metabolismo que lo aguante, que no somos Renee Zellweger (ni nos van a pagar por hacer de Bridget Jones, entendedme).

Además, ¿de verdad queremos otro rasero por el que medir nuestra forma física? Quizá la idea de esta moda sea positiva para algunas personas, y lo mismo en algún momento la frase “Ay, qué cuerpo tan normalito tienes” sea un halagazo que te mueres, pero por el momento yo prefiero que me digan otras cosas.