¡Sip, como lo oyes! No lo estoy flipando, no. Yo gano desnuda. Y mucho. ¡¡Seeee, desnudaaa!! Nada de con unos encajes o en liguero. ¡Siempre pensando en lo mismo! Noup. Desnuda: Sin ropa. Sin complejos. Sin miedos. Sin traumas. Ni maquillaje ni joyas. Sin tacones. Sin tapujos. Sin censura. ¡Desnuda DEL TO-DO! Y se acabó. Estoy harta del mamoneo. Mucho posadito en el espejo del baño y luego cuando quitas el envoltorio o la cáscara te pasa como con las castañas: ¡JA! Que tienen bichos dentro.
A mí, sinceramente, y llamadme loca, me interesa gustar por lo que tengo dentro de la cabeza y no dentro de las bragas. Prefiero que la gente me lea, a que me mire. Han de saber antes qué manías tengo y no lo guapa que parezco… ¡¡y solo a veces!! Yo salgo a echar la basura con un pijama rosa de franela, con una bata gris de puntitos y unas botas de goma rojas y me la pica un pollo que a esa hora pase por allí el príncipe de Gales, un cazador de mariposas, de talentos o de top models, it girls o de todas ellas juntas y de su puta madre en vinagre (perdón por lo de vinagre) y me vea de semejante guisa, porque ya os lo estoy diciendo ¡¡GANO A DIOS EN PELOTAS!!
¿En serio la humanidad cree que me preocupa lo que los demás piensan de mí cuando me pongo unas medias verdes/ de lunares/ brillantes o unas plumas de pavo real en la cabeza (mi excusa es que era fin de año)? No, señores no. Me preocupa cuando la gente no escucha cuando le hablo.
Antes, hace no tantos lustros, me angustiaba conocer a alguien nuevo. Vivía pensando que se fijaría más en “aquello” que me falta y no en lo que sí tengo. Era una pesadilla. No solo me pasaba a mí, le pasaba a mi entorno. ¿Y si no la quieren? ¿Y si no la aceptan? ¿Y si le cuesta más trabajo que al resto? ¿Y si la rechazan? ¿Y si le dan de lado? Pero… Un día te levantas y tus ovarios y las pocas neuronas atrofiadas que te quedan y han sobrevivido al ron y al Jaggermeister te revelan que ¡chica, ya está, desnuda molas! No hace falta que uses prótesis. No hace falta disimular. Ya no hace falta que te disfraces ni sobreactuar. No hace falta que te tapes. ¡Jessi sal a la calle y ven a bailar!… (jajajajaja chiste local) Demuéstrale al mundo que tienes harto valor para ser tú misma sin lo que te falta, porque te sobra de todo lo demás. ¡Me sobra hasta la ropa, fíjate!
Por ello, desnuda y de forma descarada, escribo hoy aquí para que ningún ser humano de este planeta tenga que permanecer detrás de una máscara, de un cuello subido, de un jersey gordo de lana, de una cortina o detrás de un armario, por miedo. No por temor a los monstruos de ahí fuera, sino, sobre todo, a aquellos monstruos imaginarios que tú misma/o has dibujado a tu alrededor. El mundo es un sitio hostil, inhóspito, lo sé también. Por ello has de salir desnudo y armado de coraje, como lo hacían nuestros antepasados más primitivos, para cazar dinosaurios y conquistar el mundo. Porque recuerda: tu desnudez se engrandecerá de forma directamente proporcional a la vulnerabilidad de tus enemigos, que irá aumentando conforme vayas consiguiendo desnudarlos.
Desnuda gano, porque me reconozco tal y como soy. Una mujer valiente. Como tantas que conozco, pero que siguen vestidas, atadas, tapadas, calladas.
Autor: Jessica Pintor
En las fotos: London Andrews
