«Oye, yo no estoy tan gorda como esa no?»

Le pellizco a mi novio el brazo y le señalo con la cabeza a una tipa que, evidentemente, sí lo está. A veces, él se queda mirándome con una cara de alucinado y otras, directamente ni me contesta. En otras ocasiones, la que alucina soy yo, mientras me visto paso delante del espejo y me llevo el susto, ¿en serio tengo el culo así? ¿En qué momento se me ha puesto de semejante tamaño?

Darnos cuenta del verdadero tamaño de nuestro cuerpo es una tarea harto difícil. Se supone que todo el mundo sabe cuánto culo tiene o cuánta tripa ha echado. Pues no, no es tan fácil saberlo, especialmente cuando has engordado en poco tiempo, es muy complicado.

cuerpo1

No sé vosotras, pero yo no me paso el día mirándome en el espejo de cuerpo entero (de cara sí, de cara a todas horas). Así que el día que te paras más de un minuto en bragas delante del espejo, empiezas a darte cuenta de que hay más chicha de la que creías. Puede ser una situación muy frustrante y de bajón importante, pero que también te puede servir para espabilar y ponerte en serio con esa dieta que has empezado y dejado no se cuántas veces.

Pero el momento realmente crítico para nuestra ‘dislexia perceptiva’ es ir de compras. Si ya nos complicamos nosotras no teniendo muy claro cómo es nuestro cuerpo, las marcas no nos lo ponen fácil con la diferencia de tallas entre una marca y otra o incluso dentro de la misma tienda.

Una manía de las gordis es tirar hacia la talla más grande. Realmente, este es un buen truco para subir la moral, porque empiezas cogiendo la más alta (XL, 20, 4 o G , muy fácil todo) y de repente te das cuenta, de que te sobra por arriba, por abajo o por dónde sea. Amiga, te estabas subestimando, no estás tan gorda como crees. Este momento es de subidón total.  Cuidado, que te puede durar hasta la siguiente tienda, en la que una XL te puede entrar en el dedo meñique y ya.

happy

Pero también nos pasa al revés! Como además de ser estupendas, nos vemos estupendas tal y como somos, pues muchas veces tiramos a elegir tallas que no nos van a estar, pero que pensamos “igual sí.. voy a ver”. Y llega el chasco. “Bueno, oye, tendré el culo más grande de lo que pensaba, pero sigue siendo un culazo ideal».  Eso es lo que pienso si me pilla un buen día, pero como me toque un mal día y encima no consiga comprarme nada, acabaré comprándome algún nuevo par de zapatos porque sólo tengo 200 o la quintuagésima barra de labios rojo que no necesito. Pero es que estos no nos dan disgustos.

shopping

También va por partes del cuerpo, según cómo hayas engordado. Si toda la vida has sido estrechita de espaldas pero a los años las camisetas te están prietas de hombros ¿Cómo mido eso? O cuando pasas de tener una 85 de pecho a una 95, con lo que te ha costado saber qué sujetadores te quedaban bien! ¿Y los brazos? ¿En serio hay camisetas que no me van a estar DE BRAZOS???

boobs

Al final, va a ser verdad que tenemos que perder el miedo el espejo. No sólo es útil para ayudarnos a aceptarnos a nosotras mismas tal y cómo somos, si no que también nos llevaremos menos sustos. Mírate al espejo ¡Quiérete! Así, poco a poco, no tendremos que estar preguntando todo el rato o probarnos cincuenta camisetas antes de dar con nuestra talla.

¿Y vosotras? ¿En qué situaciones cuenta de que no tenéis muy claro cómo sois realmente?