Señoras mías, el sexo es como el vino, le vas cogiendo el gusto con los años. Las primeras veces la situación se parece más a una escena de Invernalia que a una batalla por la conquista de la tierra media, pero no te preocupes, tú búscate a un buen compañero de escena – y si tiene buen culo mejor- que a esto se le coge el truquillo fácilmente.

1) Que te insulten:

Sí, bonita, has leído bien. A muchas de nosotras nos encanta que nos insulten, que nos hagan sentir sucias – pero sólo en el dormitorio, ojo. Y si es en otro idioma, oh señor de los orgasmos, ven a mí.

2) Roles:

Que tú arriba, que yo abajo, que ahora de lado y en la postura de la cabra invertida comiendo hierba del monte…que sí, que eso está muy bien, pero que una a veces se aburre de hacer siempre lo mismo y una ayudita nunca está de más. Lo bueno de estas cosas es que podéis jugar a lo que queráis. Desde una ejecutiva sexy que castiga a su becario a un repartidor de la Birchbox  a un  inserte aquí cualquier guarrada cochina que te apetezca.

3) Ver a tu pareja con otro:

Esto no es apto para todos los públicos, pero te sorprenderías la cantidad de gente que encuentra excitante imaginarse a su churri en la cama con otro, si lo lleváis a la práctica – apunta, seis, cinco, siete… – ya es cosa vuestra.

4) Dominación:

Tanto en el papel sumisa – que sí, que ya sabemos que desde que se estrenó «Cincuenta sombras de Grey» a todas os encanta ver a vuestro maromo con la chorra al aire fustigándoos al ritmo de I want to break free de Queen- como en el de ama. Si apartas de lado los estereotipos y los tabúes sociales, puede ser una buena forma de sorprender a tu pareja. Las reglas las ponéis vosotros, sólo tenéis que encontrar un punto medio dónde ambos os sintáis cómodos. Puedes ponerte un body de encaje lencero, unos buenos tacones, pintarte los labios de rojo y prohibirle que te toque hasta que tú se lo permitas o probar la infinidad de juguetes y accesorios que hay. Palas, látigos, fustas…

Seguro que disfrutas viendo como tienes control absoluto sobre tu pareja.

5) Exposición:

Quizás echar un polvete en pleno Paseo de las Castellana sea too much para la mayoría, pero la adrenalina de ser pillados en plena faena es un factor común en muchas relaciones sexuales. Desde el baño de un centro comercial al aparcamiento de Mercadona, cada uno se lo monta como quiere. Si eres de las que le gusta la idea pero no te atreves, puedes empezar subiendo un poco el nivel de tus encuentros para que te escuchen tus vecinos.

 

 

6) Juegos sexuales: 

Esto es tan amplio como las profundidades del abismo del Helm. Puedes hacer prácticamente todo lo que te apetezca. Desde practicarle sexo oral mientras habla con un amigo – o su madre- intentando que no se le note el trabajito que le estás haciendo en los bajos a crear tu propia versión del ecce homo con chocolate. Si queréis pegaros un buen pedo, beber tequila del cuerpo del otro también es una buena opción. Andele, andele…

 

 

7) Ver porno: 

Las mujeres vemos porno. Chan chaaaaaaaaaaaan (inserte aquí cara de gato maléfico).

Nunca te fíes de una mujer que dice que no ve porno ni se masturba, porque lo más seguro es que sea mentira. Eso o que tiene el clítoris tan congelado como Olaff  de frozen.

Así que…¿Por qué no ver porno en pareja?  Puede ser una manera muy excitante de incorporar rutinas nuevas a vuestra relación y una buena manera de sincerarse con el otro respecto a las fantasías sexuales.

 

 

8) Sexo telefónico:

Empiezas diciéndole lo mucho que lo echas de menos y acabas gritándole que lo vas a amordazar con tus bragas. El sexo a distancia es una buena manera de eliminar tensiones cuando te separan un par de kilómetros de tu chorbi. Eso o que te apetece darte un homenaje con ese chico de Tinder tan mono.

 

 

9) Utilizar partes nuevas de tu cuerpo:

No hay nada más absurdo que pensar que el sexo se limita a utilizar solo las partes tradicionales de tu cuerpo. Abre tu mente y descubrirás lo que disfruta la gente del folleteooo – Merche, no me mates- puedes utilizar cualquier zona con la que te sientas cómoda y a gusto. La cara interna de los muslos, un masaje de piernas,tus pies…

10) Hacer que tu pareja pierda el control: 

El sexo no es como entrar en Zara en rebajas, que lo quieres todo para ti. Sorprender a la otra persona puede hacerte sentir más placer que incluso si  fueras tú la destinataria . Y aquí como en todo, el único límite es tu imaginación. Desde quitarte las bragas cuando está conduciendo y colocarlas con toda la elegancia posible en el espejo a presentarte desnuda en su casa cubierta solo por un abrigo. La cosa es ver como tu pareja se sorprende.

La diferencia entre disfrutar o no del sexo la puede marcar el hecho de que dejes volar tu imaginación y te liberes de los prejuicios sociales. Porque, a ver, bonita, ¿Quién va a tener sexo? ¿Tú o el vecino del cuarto que piensa que cualquier postura que no sea el misionero es de guarras? Cada persona es diferente y tiene gustos y límites distintos, así que no tengas miedo de encontrar tu equilibrio.