Si hace unos años mirábamos raro a quienes bajo confesión y de rodillas, decían tener Apps para conocer a gente. Hoy ocurre todo lo contrario. Si no tienes Tinder, Grindr, Wap@, Meetic, Welov, etc, entonces no eres nadie.
Posible escena hace unos años…
Play Store o App Store. Buscador: Tinder. Mirada rápida a derecha e izquierda como de estar robando un chicle en los chinos cuando tenías 9 años. Doble golpecito sobre la opción descargar, et voilá.
Diferencia entre (¡síiiiiiiiii! pensamiento sexista por tó lo alto):
-Hombres. «¡Dios voy a follar como un Miura!».
-Mujeres. «¡Joder!, ¿cómo he llegado hasta aquí? Si ya lo dice mi abuela, me voy a quedar para vestir Santos».
Actitud de ambos:
Cambio de la clave de bloqueo de acceso y envío de la aplicación directa a la pantalla diez junto al icono de juegos que venían con el móvil. Movimiento rápido y el teléfono sale despedido en propulsión. «Ya está, ya lo he hecho». Mirada ‘matrixiana’ sobre el móvil. Y antes de darse cuenta ya estaban cual jurado de un Talent de Telecinco. Est@ sí, est@ también por si acaso. Bah, a est@ solo se le ve la comisura derecha del labio pero ¿quién sabe? igual es interesante. ¡Uy! este no, tiene gato y soy alérgic@.
Tras una semana y los pertinentes agobios después de haber estado hablando con tres o cuatro (¡ojo!) personas a la vez, llega el momento. Quedabas en el punto más céntrico de la ciudad y a ser posible próximo a una comisaría. No sin antes haber pasado la mayor de las vergüenzas al comentarle al amig@ del alma el asunto en cuestión. Bien sabía Diosito que todo era para seguir con vida.
Y si quedabas a las 18h, llegabas media hora antes para ver la situación desde la barrera y poder salir corriendo en caso de que la comisura perteneciera a Tutankamón.
Tras ello tres posibilidades:
1. Aguantar como señor@s la situación hasta la llamada pactada con el amig@ compinche. «¡Vaya! Era mi madre. Que la mujer se ha dejado las llaves puestas en casa y no tiene forma de entrar. Ya si eso quedamos otro día». Nunca mais.
2. ‘Fueeegou’ y castillos artificiales. «¡Esto es la hostia! Mañana quedo con otr@».
3. Surge el ‘enchochamiento’ del siglo. Eso sí, nos conocimos en las fiestas de la Virgen de agosto del pueblo de mis abuelos o en un taxi en camino al club. Nunca se revelará la verdad salvo pena de prisión.
En la actualidad…
Nerd de manual como en la pantalla inicial de tu móvil no tengas todas las aplicaciones posibles. Incluso las homosexuales en el caso de ser hetero. Nunca se sabe.
Aplicación nueva. Parece interesante. L@s amichis te podrán ayudar a morise de amor y/o despotricar al personal.
-Este no.
-Este tampoco.
-Ufff, pereza.
-¡Ayyyy! mira, lleva una máscara en la cara pero tiene un labrador.
-Chica deportista, interesante. Haría juego con mi bote de proteínas. (El sujetador deportivo a modo top lo corrobora. Sí amichis, lo que usáis como top es un sujetador y va debajo de camisetas deportivas. De nada). 
-¡Joder!, seguro que es surfero (en una de las fotos aparece en la habitación junto a la cama nido y la bola del mundo que le regalaron en su comunión, una tabla de surf. Sí, toda la pinta de haber pasado sus últimas vacaciones en Pipeline en busca de la ola perfecta).
-¡Un gato, TIENE UN GATO! Dios, debe ser un amor. (Sí, tiene un gato y detrás de la puerta de la cocina el arenero donde el gatito caga y mea).
-Mira este tiene rollo, hace snowboard. Y esa foto debe ser en Aspen. (Hellowwwww, en Murcia nevó hace poco. Sierra Espuña se llenó de familias, neveras y alguna que otra tabla de snow. Pero, sí Aspen).
– Por fin una chica con estilo musical. (Foti de rigor en el SOS 4.8 (esperemos que se sigan repitiendo, significará que la Murcia festivalera no ha muerto), Arenal Sound, también vale un concierto de Izal…
INCISO. Consejos sobre el tipo de fotos que triunfan:
-Con animales (si das con alguien muy animalistas sirve incluso las fotos de pequeño dándole de comer a las palomas. Echan mucha mierda las cabronas, pero al fin y al cabo animales son).
-Realizando deportes de riesgo (abstenerse fotos jugando a las palas en la playa. Gracias). 
-En actitud cariñosa con sobrinos, hermanos pequeños, el bebé del vecino del quinto (eso sí, poner membrete en la foto que indique que el parentesco no es el de padre/madre. No queremos ahuyentar al personal antes de tiempo).
-Las fotos del cuerpini bronceado al sol son requisito indispensable.
Y llega el momento del encuentro. Llevas hablando a la vez con mínimo diez personas (en la variedad está el gusto. Y si las abuelas son capaces de jugar al bingo con seis cartones a la vez, ¿no se va poder interactuar con vari@s?).
Por aquello de que la vida es corta, si después de llevar 30 minutos hablando con el surfero o la fitness, no ha salido la posiblidad de quedar ese mismo día, máximo al siguiente, dale portante. De lo contrario, «a las 19:15 nos vemos donde quieras. Si quieres te recojo, me pilla de paso tu casa. ¿Tu número de cuenta era?».
La experiencia es un grado. Y como cada vez el callo es más grande, se queda con dos esa misma tarde. No se puede desaprovechar el maquillaje y las ondas al agua despeinadas, tampoco el medio litro de Invictus.
¿Dónde quedó pasear del brazo de la amiga para que los mozos vieran lo bien almidonada que llevabas las enaguas? Los saltos en el tiempo que me marco hacen alarde de mi tendencia a exagerar y a satirizar.
Dicho esto, tendré que hacerle caso a algun@ que otro amig@ y actualizarme.
Autor: Isabel Martínez.
