Os parecerá un sinsentido quizás pero a mí hace tiempo que me ronda por la cabeza este tema, sobretodo cuando oigo el típico «vaya noche, he echado cinco polvos» y cuando ya el cinco se convierte en un seis o un siete puessssssss MÁS.
Como soy muy de las encuestas, me he dedicado los últimos días a preguntar a diestro y siniestro «¿Tú como contabilizas los polvos?». Y me he encontrado con lo que esperaba, un maremagnum de respuestas de lo más variopintas.
Ellos normalmente siempre lo tienen claro: 1 eyaculación = 1 polvo. La (maravillosa) simplicidad masculina llevada a algo tan masculino como el lanzamiento de esperma. BIEN. Ni me he atrevido a preguntar qué pasa si la contrincante receptora de los fluidos no ha «climaxtizado», PA QUÉ.
Ellas, ay ELLAS. Pa gustos los colores.
Básicamente podríamos reducir las respuestas a tres: 1 orgasmo propio = 1 polvo, 1 eyaculación (masculina) = 1 polvo, 1 sesión = 1 polvo. Esta última variedad es la más compleja por la dificultad en establecer el significado exacto del término «sesión». Finalmente, y tras arduas deliberaciones, llegamos a la conclusión de que entre sesión y sesión:
- Deben pasar, como mínimo, 10 minutos.
- Es necesario que haya un «ablandamiento» y un subsiguiente «reendurecimiento».
Es de destacar que, por lógica, las «sesiones» corresponden normalmente con las eyaculaciones, lo cual me fastidia un poco por aquello del «Polvocentrismo» masculino.
Pero claro, nada es perfecto, porque ¿y si no ha habido eyaculación ni orgasmo de ninguna de las partes y ha habido 4 «sesiones»? No jodamos, polvo ha habido, pero ni de coña han sido cuatro.
Lo mismo pasaría para el tío que (por lo que fuere) ha provisto de 3, 4, 5 orgasmos a la fémina y él ná de ná. Machote ¿me estás diciendo que entonces han sido 0 polvos?
En cuanto a las defensoras del recuento según los orgasmos femeninos, más de lo mismo. Tienes un mal día y tras 4 horas de revolcón ná de ná. Hombre, igual un poco sí has follado…
En cuanto a las parejas homosexuales, pensé que la cosa sería más sencilla por aquello de la homogeneidad genital. Pues bien, tampoco está muy claro y cada uno cuenta como mejor le parece, que por otro lado es lo lógico.
Todo esto puede dar lugar a situaciones en las que uno de los implicados haya echado dos polvos y el otro cinco, o uno ninguno y el otro cuatro. Supongo que de aquí vienen esas confusiones en las que te cuentan que Pepito dice que anoche echó cinco del tirón y a ti te consta que (siendo sumamente generosa en el recuento) fue uno o 3/4. Es una cuestión puramente matemática y no una mentira vacilada inocente. En este caso, el orden de los factores SÍ altera el producto.
Como conclusión y resumiendo, en lo que tod@s mis encuestad@s están de acuerdo es en que lo que importa, más allá de si echas uno o nueve, es que los ojos se te queden en blanco y tu cutis se quede porcelánico perdido.
Aún así, me sigue picando la curiosidad…¿cómo contáis vosotr@s?
