ME ENCANTA COMER POLLAS. Es uno de mis top 5 placeres de la vida junto con comer, cagar, dormir y follar. No lo junto con follar porque chupar pollas es un placer en si mismo, inigualable, merecedor absoluto de un espacio para él solito. Tener una polla en mi boca me ha dado una cantidad de alegrías que no os imaginaríais.

Además de que me guste comerlas, LAS COMO MUY BIEN. No sé si son la cantidad de horas que le he echado (superando, SEGURO, la cantidad de horas que la gente echa en sus MBA, sus masters y sus chuminadas) pero los “jamás me la habían chupado así”, “nunca me había corrido de esta manera”, “OHHH UHHHH AHHHHH” abundan en mi libro de visitas. Y no es vanidad, es la realidad, amigas. Cuando una hace algo bien una tiene que reconocerlo.

Diana de V es una amateur a mi lao

¿Mi secreto? ENTUSIASMO.
Nada como echarle ganas para pasártelo de puta madre, y claro, la otra persona también. El tío te dirá cosas chachis como “qué bien lo haces” y tú responderás “mmmmphhh mpphhh” en un fabuloso amordazamiento por polla.

Por eso amigas, para nosotras las chupapollas QUE DRAMA, pero qué drama más mayúsculo cuando, ahí en medio de una comida de championship:

BUAAAAAARRRRGHHHHHH.
Un eructo.

Pero no un eructo de estos normalitos del gag reflex que le dicen los guiris, ni ese eructito tímido de cuando el colegui te ha metido la polla hasta el cerebro, NO. YO HABLO DE UN ERUCTO DE ESTOS EN LOS QUE SIENTES QUE ESTÁS ALMORZANDO DE NUEVO, Y CON LA POLLA EN LA BOCA.

Los tíos se suelen quedar un poco descolocaos.

Seguro que a ti también te ha pasado, amiga. Estamos juntas en esto, no hay nada que temer. Así que no cunda el pánico, que de todo se puede salir con dignidad en esta vida. Aquí unas cuantas técnicas infalibles para superarlo:

1) ¿QUIÉN, YO? Haz como si no pasara nada. ¿ERUCTOS? ¿QUIÉN? Aquí ha eructado otro, no yo. Tú sigue ahí dándolo todo, que si no reconoces que haya pasado es casi casi como si no existe. Además el tío tiene la polla metida en tu boca: SE LE OLVIDARÁ EN NADA.

2) PALMADITA AL EGO. Cuando el tío esté ahí despatarrao en el sofá sin saber muy bien cómo reaccionar, tú dile: ES QUE LA TIENES MUY GRANDE, CARI. Yastá. Nada como inflarle el ego para que le dé un ictus que borre para siempre tu eructo y le recuerde para siempre lo pollón que es.

3) QUE TE LA SUDE. Sí coño, ¿he eructado y qué? El que nunca haya expulsado gas por ningún orificio corporal que tire la primera piedra. ¿Alguien? ¿Alguien? ¿NADIE? Hala, a seguir chupando.

Que nadie se interponga entre nosotras y las pollas.
DADME POLLAS O NO ME DEIS NADA como lema para todo en esta vida.
Camisetas ya.

Autor: Lola Mercury