Y vuelta a empezar. Se acabó. Esta vez tan pronto como empezó. Casi sin darme tiempo a asimilarlo. Sin introducción ni nudo, sólo un desenlace. Un desenlace de algo que estaba empezando a ser… Y sabemos lo que pudo haber sido. Pero tú no lo dejaste. Tus miedos, tus dudas, tus recuerdos y tu pasado nos mataron. Nos rompiste en mil pedazos, quedándonos esparcidos en aquel parque entre nuestras casas. Ese parque que pudo habernos visto tantas tardes leyendo, abrazados y en paz, disfrutando del silencio. Pero ya no habrá parque, ni noches en tu sofá, ni paseos, ni paseos por la costa del paraíso en el que vivimos, ni horas de charlas delante de dos tés que se enfrían poco a poco, olvidados en aquella mesa de ese bar.

imagenes-nuevas-de-desamor

No habrá nada de esto, porque de golpe decidiste que yo era tan maravillosa que no merecía que me hicieras daño con tus dudas infinitas. Porque decidiste que preferías un segundo asalto al pasado que sumergirte en mis océanos de sed, de miedos, inseguridades e indecisiones. Y me derrumbaste con tus argumentos. Con tus palabras de despedida que desprendían cariño en cada coma, en cada punto. Con tus “cielo”, tus “amor” y todos esos nombres con los que me llamabas. Tus idas y venidas, tus últimos “buenos días” a pesar de que sabías que para mí no eran buenos, y menos contigo siempre ahí, así. Estando sin estar, queriendo reservar ese sitio en mi cabeza y en mi corazón que ya tienes pero que no quieres ocupar.

Y pasan los días, y ya hace un mes de aquella noche en la que nos alejamos de nuestros miedos, nos pusimos nuestro disfraz de valientes y salimos a nuestro encuentro. Y yo sigo recordando cada momento, cada sonrisa, cada caricia, cada abrazo, cada beso, de aquellos escasos días que sin embargo sé que para ambos fueron especiales, pero que dejaste escapar.

Imagenes-de-Desamor-para-Celulares

Y aunque lo intente, yo los tengo atados a mi cabeza con un hilo invisible, indestructible, que no les permite volar lejos, muy lejos, como querrían.  Es posible que en algún momento esos recuerdos sobrevuelen tu cabeza, te persigan y te acompañen a cada paso que des, como hacen conmigo. Es posible que vuelvas, desbordado de recuerdos y con más miedo que nunca, pero dispuesto a perderlo conmigo. Y es posible que no. Que, como siempre, yo siga estancada, atada a unos momentos que no me dejan avanzar, y sin embargo tú vueles libre en busca de nuevos momentos, nuevas caricias, nuevos besos. Puede que algún día consigamos ser amigos. O puede que no. Puede que nos volvamos a ver, pero también puede ser que aunque nos crucemos nunca más nos encontremos. Puede que ya haya pasado nuestro momento, puede que continúe aún, puede que se haya ido pero vuelva. Puede ser que desaparezcas, o puede ser que desaparezca yo. Quién sabe…

La niña de las dudas infinitas