Hace un tiempo os sigo y me gustaría contar mi experiencia desde el otro lado, cuando te enamoras de una persona gorda, con sobrepeso, gordibueno o como se le quiera llamar. Cuando esos kilos de más acaban con el amor de tu vida…

Yo me enamoré de él nada más verle. A mis ojos era el chico más guapo que había visto en mi vida, fue mirar sus preciosos ojos verdes y su sonrisa, su voz…todo en él me gustaba. El hecho de que tuviera kilos de más pues, como decir, para mis ojos era perfecto…Y no me fue fácil conquistarle. Yo era la «tía buena» la que a los ojos de los demás podía tener al «tío bueno» que quisiera, ¿por qué me iba a fijar en alguien como él?

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Eso es lo que me  decía todo el mundo, lo más triste es que también me lo dijera él. Nos liamos varias veces, pero siempre era lo mismo, yo le encantaba pero no se creía que él me encantase a mi. Entonces empezábamos a discutir hasta llegar a enfadarnos y a la semana siguiente estar como locos buscándonos… El tiempo pasó y acabamos enamorados, oficialmente novios con nuestros planes de futuro como todas las parejas jóvenes, pero el entorno era cruel. Podría contaros mil situaciones de gordofobia que padecimos esos años, porque sí, la sociedad es gordofóbica, doy fe…

Estar pasando un día de playa y acercarse los graciosos de turno y decirme que si era de Greenpeace por eso de proteger ballenas y jodernos el día…estar en una discoteca y venirme algún creído, sobrado a decirme que dejara al gordo y me fuera con él, lo q implicaba que me cagara en su PM y adiós fiesta….

Yo intentaba por todos los medios que él no se enterara, pero las miradas, las risitas, podían con él. Hasta mis amigas (algunas… las buenas sabían lo que yo sentía) me aconsejaban siempre por mi bien que lo dejara, que podía aspirar a alguien mejor. Hasta la familia, la suya, la mía metieron puntilla y cuestionaban nuestra relación porque eso del gordo y la flaca les daba hasta para chistes, sin ninguna gracia….Pero para mi no había nadie mejor. Era el mejor amante, el mejor amigo, con ningún hombre he vuelto a tener una relación tan completa, pero sus inseguridades con el tiempo se convirtieron en unos celos enfermizos, yo me culpaba a veces a mi misma creyéndome culpable. Culpable de ya no sabía qué…y un día así sin más me dijo que me dejaba, que no podía hacerme feliz y que yo tampoco a él.

Aquello me destrozó, años después escribir esto me sigue doliendo. Al poco tiempo el empezó una relación con una chica gordita, en menos de un año estaban casados, y yo…pues me tocó seguir adelante. Seguimos viviendo en la misma ciudad, por lo tanto de vez en cuando nos vemos, pero nunca conseguimos ser amigos, por más tiempo que pase, por más que tengamos nuestras respectivas familias formadas. Yo fui el amor de su vida y él el de la mía y los kilos nos separaron…

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Yo ya no uso una talla 38, estoy en una estupenda 44 y jamás he tenido ningún complejo, siempre me he sentido igual de bien. Él hace unos años se puso un balón gástrico y bajó mucho peso. No hace mucho nos encontramos, le pregunté si era más feliz, si se sentía mejor, me dijo « sinceramente no» ¿¿¿y entonces??? ¿¿Qué necesitas??? No lo sabía… Aproveché para preguntarle medio en broma medio en serio, ¿cómo me ves?. Sonrió, me dijo que muy bien, . Le dije: ¿tienes idea de cuanto peso? Pues 20 kilos más (cogidos en 14 años y dos embarazos). Y ahí después de tantos años, tuvimos el momento más sincero y donde los ojos hablaron más que las palabras. Me dijo que para él yo siempre estaría estupenda. Le conteste: ahora me deberías entender, que tú para mi siempre has estado estupendo…

¿Qué falló en lo nuestro? ¿Fue él? ¿Fui yo? Fue la presión de esta sociedad a la que  le encanta poner etiquetas.

Anónimo

 

(Las fotos son de esta historia)