Llevas un tiempo que solo ves parejas por la calle. Gente que se encuentra por la calle y se funde en un abrazo largo acompañado de caricias por la espalda, besos furtivos a mitad de una frase, miradas imantadas parados en una acera… Te parece todo muy bonito, mucho y te da mucha envidia, mucha. Entonces unos versos de Nena Daconte suenan en bucle en tu cabeza:

Saqué una pistola y disparé contra todos los enamorados…

 

Un rato después, te llega el aviso de un match en Tinder y hablas con el chico y parece majo. Os gusta la música en directo y quedáis para ir a una sala de conciertos. Varias rondas de cervezas, hablar algo vuestras vidas, buscar coincidencias… La noche está bien, no más porque ha habido un momento en que has notado que él no tiene interés. Game over.

A ti el chico te ha encantado y sabes que estas cosas pasan pero hoy jode. Eso es así.  Te das un día para lamentar que el flechazo no haya sido mutuo porque te encanta como sonreía y la forma en que se achicaban sus ojos al hacerlo, su acento, su forma de bailar con los brazos llevando el ritmo, sus manos grandes y cuidadas…

giphy baile hombre

Piensas en tres o cuatro noches atrás, en otro cita con otro chico en la que él se fue pensando todas esas maravillas de ti pero tú no sentiste lo mismo. El chico era majo, la conversación fue divertida y no decayó en ningún momento pero tú sentiste que no era para ti. Con rabia, incluso, porque te cayó bien, porque tenéis un humor parecido pero te faltó ese algo más.

Ahora llueve y tirada en el sofá quieres saber dónde se esconde el puto niño ese de las flechas, que a estas alturas de la historia ya debería haber aprendido a apuntar un poco mejor… Cupido, no das ni una y ya está bien, majo. Que las situaciones en las que uno tendría una segunda cita y el otro no son un asco.

 

Si esto de enamorarse incluyera un sistema de seguridad que solo permitiera que nos gustásemos en caso de que la atracción fuera mutua –como pasa con las conversaciones del Tinder–, nos ahorraríamos muchos disgustos. O los dos o ninguno, no más posibilidades.