Tengo un estudio a medio hacer con un amigo sobre la relación entre el sexo y la comida. O, mejor dicho, entre la forma de comer y la forma de follarNo hablo de food porn, que de eso ya se encarga muy bien Monique Pixie. Yo hablo de saber cómo será en la cama alguien con quien compartes mantel. Por eso, siempre, primero comparte mesa.

Mi amigo Arturo, el del estudio, se quejaba de hombres que te invitan a cenar a su casa y se pasan más tiempo pendientes de si la servilleta está doblada correctamente o del lugar que ocupa cada copa o la cesta del pan que de saborear la comida.
Pues en la cama son igual: ponte aquí, ponte allá, se me ha movido un pelo del sitio…
Y es verdad que hay un mínimo que coordinar en las posturas, algo más si te va hacer acrobacias, pero lo importante no es eso. En la mesa, la clave está en la comida, siempre, y en la cama… también.

A partir de ahora, fíjate en los pequeños detalles a la hora de comer para descubrir qué tipo de amante te vas a llevar a la cama. Por supuesto, vale también para nosotras. ;)

1. Presta atención a cuánto tarda en elegir los platos porque eso mismo será lo que le cueste saber qué hacer contigo. ¿Es indeciso o sabe lo que quiere? ¿Acepta sugerencias? ¿Pide por los dos? Arriesgado, vale, pero tal vez también tiene un punto dominante.

2. El que a todo le hace ascos y ni hablar de probar la comida japonesa. Exactamente lo mismo piensa hacer contigo: a ese no lo sacas del misionero.

3. ¿Divide cada plato escrupulosamente por la mitad: ésta es tu parte y ésta la mía? No le gusta compartir. Mal jugador de equipo y poco acostumbrado a llegar a acuerdos. Eso sí, puede ser que tenga buen talante para acatar órdenes. Si además come muy rápido, tal vez teme que se lo vayan a quitar. ¿Casi ni respira entre bocado y bocado? Igual de ansioso para todo, será visto y no visto.

4. Se mancha con la salsa y se limpia… ¡chupándose el dedo! Vamos muy bien: ningún problema en saborearlo absolutamente todo.

5. El que se queja por todo: porque la comida está fría o muy caliente, porque el camarero es estúpido o excesivamente simpático… Aunque no proteste en voz alta, en la cama pensará lo mismo. No habrá nada que esté a su gusto y, por supuesto, no es culpa suya.

6. Juega con la comida, la parte en trocitos y los mueve por el plato. Va picoteando y, al final, queda más en el plato que se ha comido… Tú misma pero éste te mareará.

7. Bebe más que come. Cuando empieza la cena ya lleva dos o tres cervezas, otras tantas para acompañar cada plato y, por supuesto, copa al final. A todos se nos puede ir la mano con las copas alguna vez pero si todas las veces que queda contigo acaba en borrachera, mal.

8. ¿Sabes ese pa’luego que se queda entre los dientes? ¿Y ese tío que lo saca… y se lo come? Ése no le hace ascos a nada. ¿Y qué que tengas la regla?, preguntará.

9. El que pica de tu plato sin pedir permiso, con confianza. Si sonríe y te mira mientras lo hace, le encanta jugar. Seguro de sí mismo, te hace cómplice. Diversión asegurada.

10. Te da de comer de su cuchara o tenedor. También te ofrece el último bocado. Asume el rol clásico de proveedor, además de ser tierno y generoso. Querrá complacerte.

¡Después de leer esto sí va a haber tensión en las cenas de empresa! Todos vestidos estupendamente para triunfar pero… ¡a ver quién es el guapo o la guapa que pega el primer bocado!