Conocí a un tío por Internet, hace ya tanto que ni se usaban aplicaciones (por los chats de Terra creo recordad que fue) El caso es que estuvimos hablando una temporada, nos gustamos, nos caímos bien y decidimos quedar. Tomamos algo en una cafetería cercana a la zona de marcha de mi ciudad y a mí algo ya me dijo que pese a que su físico me ponía mucho, no lo hacía tanto su personalidad. Así que decidimos dejar de hablar e ir a una discoteca a tomar algo más fuerte. Ya ahí se veía que los dos teníamos las mismas intenciones, lo uno llevó a lo otro y acabamos dándonos unos besos por aquí y por allá.

Besos

La desgracia del toque de queda (yo tenía 17 años) y el transporte público (lo que hace no tener coche) hizo que este chico, de fuera de Madrid, tuviera que irse para llegar a tiempo al autobús que le llevaría a su casa; no sin antes habernos calentado lo suficiente como para hablar de si nos apetecería acostarnos. Por aquel entonces yo era virgen, pero le dije que me apetecía muchísimo y que tampoco es que estuviera esperando al amor de mi vida; así que decidimos que la próxima vez que nos viéramos sería en un hotel.

Cumplimos con lo pactado y una semana después allí estábamos, en una pequeña pensión de Madrid dispuestos a terminar lo que habíamos empezado. Al chaval hay que reconocerle que fue cuidadoso y estuvo pendiente de no hacerme daño, pero digamos que tampoco fue el polvo del siglo (ni tan malo como la primera vez de muchas), así que en cuanto terminamos nos dimos cuenta de que tampoco teníamos mucho más que hablar. Justo en ese momento recibió una llamada (desde la distancia creo que pactada), puso la excusa de que tenía que irse y no volví a saber nada más de él. Hablamos alguna vez más por sms pero ahí quedó la cosa.

Dos años después, yo estaba en la universidad y de pronto un día recibí un sms suyo. Nos dimos el messenger (Dios, que antigua soy) y comenzamos a hablar de nuevo. Según pasaron los días volvió a salir el tema sexual y volvimos a quedar. Esta vez, la que tenía planes después del polvo fui yo y con las mismas nos volvimos a despedir y salimos del hotel ante la atenta mirada del chico de recepción (que tiene que haber visto de todo)

Justo a punto de cumplirse dos años, cuando yo tenía novio… ¡volvió a aparecer! Un día me mandó un mensaje privado solicitándome amistad en Facebook y yo le expliqué mi situación rechazando su ofrecimiento de amistad (os recuerdo que para mí era pura atracción física, pero no me atraía su personalidad ni como para intentarlo ni siquiera como amigos) Me dijo que lo entendía y que él también tenía novia, que acababan de celebrar su segundo aniversario. ¿Perdón? ¡Entonces ya estaba con ella cuando nos acostamos por segunda vez! Recuerdo bien la fecha porque fue el mismo día que el cumpleaños de una amiga y no, aún no había llegado sino que faltaban un par de semanas.

Desde entonces nunca volvimos a hablar. La casualidad hizo que le viera un día en un centro comercial. Él también me miró, pero ni nos saludamos. Ambos íbamos con nuestras parejas y yo solo pude pensar con pena si esa era la chica a la que le habían puesto los cuernos conmigo. Lo siento querida, no sabía nada… Para que luego digan que las chicas somos nuestras peores enemigas.