Siempre leía vuestros follodramas y tengo que reconocer que pensaba «estas chiquitas, qué puta mala suerte, si a mí lo único dramático que me ha pasado es que me he despeinado»; hasta el domingo pasado. Sí hermanas, ya soy una de vosotras.giphy-1

Quedé con un tipo con el que me veo habitualmente y con el que me entrego al fornicio un par de veces por semana. No somos nada pero oye, que nos lo pasamos muy rico papi. Se podría decir que hay confi pero todavía estamos en ese puntito en el que no hemos descubierto las cosas malas del otro, solo nos vemos hermosísimos cuando quedamos, follamos y nos despedimos. Ni cara sin maquillar, ni aliento mañanero ni pedos vespertinos, todo bajo control.

El domingo quedamos para ir a una expo, comimos juntos y decidimos ir a mi piso porque hacía bastante viento en la calle y no nos apetecía quedarnos en un bar pudiendo darle al metesaca. Una vez en mi piso la cosa empezó a animarse, le comí un poco el rabaquen y me hizo un dedo que me teletransportó a otra galaxia (es que el hombre tiene unos dedos así como infinitos y llega a sitios bastante desconocidos para una mujer con minidedos como yo). Seguimos follando muy a tope y se corrió.Eyebrow_raise_sexy

Yo me quedé con ganas de más y el muchacho, que es más majo que las pesetas, pilló mi consolador cuqui y me dio caña. No contento con ello siguió con sus manos y su boca. Y pasó, me corrí como diosito manda y nos quedamos extasiados un rato en la cama. Hablamos, reímos y cuando nos quisimos dar cuenta ya era bastante tarde. Encendimos la luz y ahí fue cuando quise morir.

La cama estaba llena de sangre.

«Joder, ¿te he hecho daño?». MI POBRECITO, TAN MONO.

Y no, era mi querida menstruación, tan oportuna como siempre. Me dio bastante corte la situación… el vibrador, el condón, las sábanas, todo manchado. Estaba obcecada intentando quitar de su vista esa imagen dantesca cuando veo que se levanta, me mira y sonriéndome me dice «No pasa nada, de verdad, no te preocupes». Y lo vi, joder. Tenía toda la cara manchada con mi puta regla.

giphy

ENTRÉ EN PÁNICO, NO SABÍA QUÉ HACER. Así que me dio un ataque de risa tan bestia que el pobre no entendía nada. Me acerqué, le di toallitas y le dije «vete al baño, que tienes la cara un poco manchada». Lo siguiente que escuché fue un «JOOOODER». Me acojoné, quise esconderme debajo de la cama, hasta que a su joder le siguió una risa todavía más bestia que la mía. Es un hombre bastante chachi así que se lo tomó como yo cuando se me corren en la cara y me dan en el ojo, pues con humor.

MORALEJA: FOLLA SIEMPRE CON LA LUZ ENCENDIDA.

Autor: Patricia Bateman.