Testimonio de Airam:

Quedo una noche a las tantas con un follamigo cubano que está de rechupete y bien apañado en materia.
Estamos en su estudio de música, pues es percusionista. Y entre tema y tema…acabamos «dándole al tema» en el suelo del estudio a lo salvaje.

Tras un par de polvetes satisfactorios veo una imagen que desde entonces mi perspectiva hacia un personaje de dibujos infantil ha cambiado de por vida. Que un hombre se deje los calcetines puestos en invierno…tiene hasta un cierto pase comprensible si no hay calefacción…
Pero…que lleve puesto unos calcetines de rayitas de colores pastel y en el empeine a ¡¡¡¡HELLO KITTY!!!!….no me dió un derrame cerebral de milagro.

Eso sí…la líbido en vez de secarse se momificó ante semejante imagen.
Los calcetines encima de su novia…vamos…un «angelito».
Poco tardé en vestirme y pirarme ante semejante bizarrada.
Desde entonces lo llamo como a esta adorable gatita. Se ha ganado el mote a pulso.

Quien más, quien menos, todos hemos pasado por una experiencia sexual que nos ha traumatizado de por vida (os sorprendieron sus padres, su tatuaje te impidió concentrarte, el lugar no fue especialmente idílico, tenía filias raras e inesperadas…).
¡Folladrama!
¡Exorciza tu polvo más desastroso! ¡Ríete (por no llorar) de aquel «Follodrama»! :

Escríbenos a info@weloversize utilizando como asunto: «Follodrama» contándonos de manera anónima (o no), la experiencia sexual que peor te haya tocado la patata. ¡Cuantos más detalles, mejor!

¡Queremos conocer tu Follodrama!