Testimonio anónimo:

Tenía como 17 años como mucho y había quedado con un tipo por internet para follar. No era mi primer contacto con el sexo gracias a internet, mi pueblo era pequeño y tenía todo muy visto. Pero sí era la primera vez que era yo la que salía de mi palacio para follar.
Me subí en un autobús e hice 150 kilómetros para que me retorcieran los pezones. Porque básicamente fue eso lo que pasó, el chico no estaba mal, justito lo que prometían las miles de fotos que nos habíamos cambiado, jevy, friki y limpito, pero lo único que quería era usar mis pezones como si fueran los botones de una radio y no atinara con el programa que buscaba. Ni a manotazos paraba, el pobre. 
A veces me acuerdo de él, y de mi, que me quedé con las ganas de follar a gusto, y no asustada. Tuve que inventarme posturas donde los pezones no le pillaran a mano, que tampoco fue mala idea, pero jolín, un poquito de paz.
Creo que desde entonces no miro igual a mis pezones y cuando conozco a un chico temo que me vuelva a pasar.

Con amor, una fan del follodrama.

Quien más, quien menos, todos hemos pasado por una experiencia sexual que nos ha traumatizado de por vida (os sorprendieron sus padres, su tatuaje te impidió concentrarte, el lugar no fue especialmente idílico, tenía filias raras e inesperadas…).
¡Folladrama!
¡Exorciza tu polvo más desastroso! ¡Ríete (por no llorar) de aquel «Follodrama»! :

Escríbenos a info@weloversize utilizando como asunto: «Follodrama» contándonos de manera anónima (o no), la experiencia sexual que peor te haya tocado la patata. ¡Cuantos más detalles, mejor!
Cuéntanos tu follodrama con independencia de tu género, orientación sexual, signo zodiacal y el tipo de relación que mantuviste (individual o acompañado/a de un número indeterminado de personas). Follodramatizarlo es cuanto menos, una manera elegante de contar a los cuatros vientos que aquello fue un desastre.

Cada semana elegiremos un testimonio de todos los que nos enviéis, y Ana Belén Rivero lo garabateará.
¡Queremos conocer tu Follodrama!