Con ese titular ya os imaginaréis que follar lo que se dice follar na de na, compis. Pero al menos me llevé una historia con la que entretener a mis amigas cuando se quejan de sus novios porque SIEMPRE puede ser peor. Cojan palomitas que empezamos.

Resulta que por fin íbamos a pasar una noche en su casa ya que sus padres se iban a casa de unos vecinos a cenar y la cosa prometía alargarse. Me faltó tiempo para ir a comprarme un conjuntillo bonito, de esos de mucho encaje y poca tela y según iba para su casa se lo dejé caer. Se ve que él también se vio obligado a hacer algo «especial» y optó por depilarse (la originalidad me tiene aún en shock). Cuando llegué a su casa me contó su plan y se volvió a meter en el baño. A mí ni fu ni fa pero oye, si al chico le hacía ilusión (era bastante peludito, todo hay que decirlo), ¿quién era yo para contradecirle? Error…

Y aquí viene el drama, atentas. Habían pasado casi 15 minutos y no salía del baño así que llamé a la puerta por si al final había decidido huir por la ventana y celebrar la fiesta con otra.

– Toc, toc. Toc, toc… ¿Te pasa algo?

– …

– Oye, venga sal que llevas ahí mucho rato.

– Espera.

– Pero, ¿qué te pasa? ¿Entro?

– No, no pases. Pero tráeme el móvil.

– (Ahí ya empecé a ponerme muy tensa) ¿Para qué quieres el móvil?

– Tráemelo que llame a mi madre, que me he cortado un huevo y no paro de sangrar.

Entré. Salí. Volví a entrar y casi me caigo redonda de la matanza que había allí montada. Como dato importante yo suelo mirar cuando me sacan sangre porque me da gustillo pero ahí no fui capaz de enfocar absolutamente nada. Intenté ayudarlo pero él sólo quería llamar a su madre para que viniera (estaba en el portal de enfrente) a que le curase y llevarle a urgencias. Tenía 27 años pero hay cosas que supongo que sólo puede hacer una madre y otras sólo una futura ex novia, como ponerte nervioso hasta hacer que te cortes un huevo depilándote. Vaya sorpresita de Navidad.

Anónimo