Como consejo, yo no leería este post justo antes o después de comer, avisados quedáis. Para el resto de morbosos aquí va el top ten de las peores cosas que te pueden pasar practicando sexo oral.

1) Que se te meta un pelo en la boca.

Ya lo dice el refrán, donde hay pelo hay alegría. Pero que se te meta un pelo en plena faena ya es harina de otro costal. Además si el maldito jodido quiere construirse un dúplex en tu boca,  cualquiera lo saca. Y ya si se te mete entre los dientes… hay que tener cuidado con eso de los pelos púbicos, que ya ha habido varios casos de traqueotomía…

 

2)El que sólo se lava con toallitas.

Pocas cosas más desagradables hay que meterte en faena con alguien y que no haya pisado el agua desde su bautizo. Ese olor putrefacto a huevo podrido (y nunca mejor dicho) te perseguirá durante las próximas tres semanas, da igual cuanta pasta de dientes y enjuague bucal utilices, no se irá.

 

3) El ataque de la bestia.

A las chicas no nos afecta tanto pero a veces a la hora de practicar sexo oral a los chicos, se nos olvida la regla básica de «aleja esa sierra de mi pene, gracias» y metemos cada desgarrón que ya quisiera Steven Spielberg  en Tiburón. También contamos con su variante femenina, el que te desgarra por dentro con las uñas más largas que un aguilucho mientras te hace sexo oral o el que se cree que tu clítoris es un Ferrero Rocher. No, please.

 

 

4) El empalador.

Dónde esté él, que se quite Vlad Tepes. Cuando un tío tiene complejo de empalador y quiere atravesarte y colgarte cual cuadro de ikea en su cuarto, lo mejor que puedes hacer es huir antes de que acabes como un pinchito moruno. También puedes optar por cambiar de táctica, por el bien de tu salud. Recuerda: más vale chorra en mano que la garganta atravesando. Es que el refranero popular es muy sabio

 

5) El del semen con vocación de explorador.

Os juro que es real. Hay gente que ha hecho sexo oral y se le ha salido el semen por la nariz. Está claro que eso de escupirlo o tragárselo es muy mainstream, mejor que salga a borbotones por la napia, además, así te limpia las fosas nasales, dos en uno. Y ya mejor ni hablar de cuando se te va por otro lado y empiezas a ahogarte cual foca epiléptica.

 

6) La arcada.

volvemos a la fuente de sabiduría del pueblo, el refranero popular. Sin arcada no hay mamada. Pero cuando pasas de la arcada a las cataratas del Niágara… lo mejor que te puedo aconsejar es que te cierres facebook y te cambies de país.

 

 

7) El que tiene complejo de conductor.

Todos nos hemos encontrado a alguien así. Te coge cuando menos te lo esperas de la cabeza y empieza a movértela como si de una palanca de cambios se tratara y en vez de pedirte un «más rápido por favor» mete quinta directamente. Lo mejor es que lo dejes en punto muerto.

 

8) El de la corrida de aspersor.

Que sí, que entiendo que es difícil controlar el chorro. Pero es que hay algunas veces que eso se descontrola como una manguera y acabas con los visillos que te hizo tu abuela por navidad llenos de corrida. Y claro, no es plan de llamar a tus padres para preguntarles cómo se quitan las manchas de lefa.

 

9) Obstrucción de la tráquea por miembro viril.

Según un estudio de la universidad de piscolabis (Sí, me lo he inventado y sí, tengo hambre y no, no me voy a comer esta, por si las moscas) hay un 35% de la población que muere atragantada por culpa de miembros viriles descomunalmente grandes. Así que básicamente, te atragantas con el salchichón. Pero que vamos, que de todas las muertes chungas posibles, ésta es la menos mala. Eso sí, en el momento en el que te metes eso en la boca y sientes que no puedes respirar, lo pasas mal, todo hay que decirlo.

 

10) El que te mete la lengua en sitios insospechados.

La mayor máxima en cuanto al sexo es que todo es consentido. Así que cuando alguien te mete la lengua sin avisar en sitios más oscuros que el bosque prohibido,  las cosas se ponen un poco incómodas y todo en lo que puedes pensar es que no te bese en la boca…