No lo podemos negar: somos adictos a los móviles. Es lo que nos ha tocado vivir, y a mí me encanta. Me encantan los smartphones, el Whatsapp, las apps, el Instagram, el Facebook… todo. Soy una puta enganchada, lo sé. Y lo mejor de los smartphones, sin duda, ¿qué es? La conexión al interné. Sin eso estaríamos perdidos, sin eso seguiríamos enviando a nuestros padres sms de «pásame saldo» o PEOR, ¡¡enviando sms desde una cabina de teléfono!! Y todavía jugando a la serpiente del Nokia 3210.

Yo en el 2008, muy enganchada a esta mierda

Y con la conexión a internet viene lo más adorado e idolatrado después del wifi gratis: El 4G. Tutoriales del YouTube para hacerte la raya del ojo en repeat todo el día, vídeos de gatetes, subiendo fotos a Instagram con 20 filtros diferentes cada 5 minutos, los megas que se te gastan el día 3 de cada mes… todo maravilloso. Y algunas dirán, ¿cómo sabes cuándo tienes 4G en el móvil? Pues porque arriba en la esquinita se te ponen las siglas LTE. Y yo sé que es todo un pelín rebuscado pero un día, con mis hamijas, estábamos echando unas cañas y definiendo a nuestro hombre ideal, y nos dimos cuenta de que las 3 cosas que (casi) todas pedimos en un tío se corresponden con esas mismas siglas: L-T-E. Y de ahí sacamos ese concepto, el concepto de los ‘hombres 4G’.

Ahí está la clave

 

L, de LIMPIO: La época de ‘el hombre tiene que oler a vino y a sudor’ ya pasó. Queremos tíos limpios, coño. Bien aseados, que el yogur griego nos gusta con fresas y de postre, no AHÍ, gracias. Queremos hombres que se preocupen por su aseo personal tanto como nosotras lo hacemos. Porque yo sé que hay tías mu guarras por ahí, pero yo no. Y que yo me pase 1 hora depilándome, aseándome y echándome la crema cara del Rituals para que llegues tú con un lamparón en los sobacos y un palomino en los calzoncillos… pues como que no, gracias. Y no estamos hablando de que apesten a colonia, no es necesario. Lo más importante es mantener tu olor personal a raya y que sea agradable, no cubrirlo con litros de perfume. Bueno, pues yo estoy segura de que muchos leerán esto y les parecerá una exageración, y gracias al cielo la mayoría son limpitos, pero si lo digo e insisto en ello… es por algo, créanme. Hay mucho guarrete suelto por ahí todavía, enmascarado entre medio bote del One Million de imitación.

T, de TRABAJADOR: Sí señor. Las tías de hoy en día, o al menos con las que yo me ‘arrejunto’, no queremos a un tío por su pasta: eso ya se lo dejamos a las de MHYV.  Nosotras no necesitamos el dinero de ningún hombre porque ya trabajamos por nosotras mismas para obtenerlo, y muy duro. Y por eso no queremos a un tío vago. Nos gustan los tíos currantes, con recursos, buscavidas, que hayan aprendido a defenderse solos en la vida sin la ayuda de papá y mamá. Que sepan lo que vale un peine y vayan a por ello, que tengan ambiciones. No hace falta que sean grandes cosas, ni que cobren 3000€ al mes -nosotras tampoco los cobramos-, pero que curren por lo que quieren en la vida y que sean independientes. Cuando una persona es trabajadora y lucha por lo que tiene y quiere, es independiente, y eso nos gusta. No queremos estar en tu vida porque nos necesites, sino porque nos quieres.

 

E, de EMPOTRADOR: ¿Todavía tenemos que explicarte por qué necesitas a un empotrador en tu vida? Pues deberías leer esto. Queremos que nuestro hombre nos desee, que nos mire como si fuéramos la mismísima Miranda Kerr con el 1-million-dollar bra. Que nos coja desprevenidas en la cocina y lo dé todo apoyándonos contra la encimera. Como dice una amiga: ‘que te tire del pelo y te llame Raquel’. ¿Por qué parece tan incompatible ser empotrador con ser novio? ¡No lo es en absoluto! Ni se trata de hacerlo así todos los días durante 10 años de relación, porque sabemos que eso es im-po-si-ble. Pero sólo con saber que ÉL puede hacérnoslo así, y que ya lo ha hecho muchas veces, ya nos vale. Y que un día concreto nos coja y nos dé un repaso que nos deje con las ‘patas’ temblando: eso es lo que mantiene viva la llama en una relación. Que el misionero es muy cómodo y esperar a estar ya en la cama para insinuarte a tu pareja es lo que mata la pasión; hay que currárselo más.

 

Y mira que eso de «que sea limpio y trabajador» a mí me recuerda mucho al programa este de Juan y Medio donde van las viejitas a buscar pareja, ¡y todas piden eso mismo! Pero es que, en pleno 2015, todavía hay valores que tenemos que recordar… eso sí, nosotras le añadimos además lo de ‘empotrador’, porque somos modernas y porque nos encanta el sexo, que eso en la época de las doñas no se podía decir ;)