Me encanta mirarme en tus ojos porque me descubro fuerte, capaz e invencible. Lo puedo todo. Y sé que lo puedo todo por mí misma, pero contigo es más fácil.
Ni un “déjalo”, ni un “no”, ni un “para” ha salido de tu boca. Siempre “dale”, “adelante”, “tu puedes”.
Por eso sé que eres tu.
Me encanta mirarme en tus ojos porque me descubro risueña, alocada y atrevida. Así es como más te gusto. Así es como más me gusto. Porque soy feliz y te hago feliz. Y no es una felicidad a ratos, no, contigo es una felicidad plena que trae calma y locura a partes iguales porque así soy yo y así me dejas ser. Por eso sé que eres tu.
Me encanta mirarme en tus ojos porque me descubro sensible, delicada y amorosa. Y nunca hay un rechazo. Nunca es demasiado. Me ayudas a explotar porque sé que estás ahí para ayudarme a recomponer los trozos. Me das la mano y te sitúas a mi lado, nunca delante, nunca detrás. Por eso sé que eres tu.
Me encanta mirarme en tus ojos porque me descubro sexy, seductora y poderosa. Da igual cómo sea, soy yo y eso te basta, te sobra. A veces me alcanzas y a veces te desbordo. A veces diosa, a veces puta. A veces elegante, a veces delirante. Da igual si hay costumbre o cambio porque siempre estás. Por eso sé que eres tu.
Y así es como descubro que ya no hay más. Que me planto aquí contigo, conmigo. Que venga lo que tenga que venir porque esto de aquí es real y es ahora. Y si no viene nada más da igual porque esto de aquí es real y es ahora. No necesito una firma, una fiesta o una promesa porque sé que esto de aquí es real y es ahora. Nunca ha sido perfecto pero tampoco quiero que lo sea. Ni tu ni yo lo somos. Y así es como te quiero, imperfecto y perfecto a partes iguales.
