Dicen que todos tenemos una capacidad más o menos desarrollada para atraer parejas, ya sea estables o temporales. Llamémoslo radar, gps, detector, imán… Da igual cómo lo bauticemos, porque el verdadero asunto es que está jodido. O nos lo han vendido mal o viene con defecto de fábrica o, después de tanto uso, el pobre ha quedado inutilizado y fuera del mercado. O, lo que es peor, ha llegado a su fecha de caducidad. 

Sea por el motivo que sea, no me negaréis que es raro que acierte. Igual es marca Murphy y tiene que salir todo del revés, para que nos demos cuenta de que nuestras miras están abocadas al desastre. Pero oye, nosotras ahí ¡a piñón! Nos seguimos fiando de esa Ley de la Atracción no escrita, esa que dice que «atraemos lo que pensamos». ¡Venga, ya, dejémonos de frasecitas hechas, que a mí ya no me la cuelan! ¿En serio nos lo creemos? Porque, que yo sepa, lo de establecer una relación con los siguientes tipos a ninguna nos interesa. Y es justo por lo que vibra nuestro imán y lo que no es nuestro imán.

♥  Casados (con o sin hijos)

Dícese de aquellos que, ya comprometidos desde hace varios años, siguen llevando la doble vida porque les genera morbo, curiosidad, excitación… Vamos, que les pone lo que no está escrito seguir tonteando. Sobre todo, lo que no está escrito y es visual, porque con el mundo de las Apps de ligue han encontrado un filón de oro y proliferan. La cuestión es que tú, ilusa que aun sigue creyendo en el amor, no sospechas si tiene o no pareja. Y claro, llega un momento en el que sólo habláis a horas concretas o, de repente, ves que te ha bloqueado y, al rato, te desbloquea de Whatsapp y tú piensas «igual le va mal el teléfono«. Pero no, en el fondo lo sabes, lo intuyes, porque las mujeres tenemos ese sexto sentido al que muchas veces no hacemos ni puto caso. Hasta el día en que 1) veis que la cosa está yendo lejos y él, picado por la mala conciencia, te lo admite ó 2) quedáis, os liáis y luego te lo cuenta, avergonzado entre las sábanas y aun jadeando.

¿Que qué?

♥  Emparejados

Idéntica explicación que para el grupo de los casados, con la ligera diferencia de que piensas que es más probable que la deje, porque claro, no hay papeles de por medio, ni hijos… Mentira cochina. O pasa o no pasa, pero crearse esperanzas tanto en uno como en otro caso, no está bien, amiguis. Hace pupa y mucha. Lo curioso de todo esto es cuando te das cuenta de que, a pesar de tus principios de no ser «la otra» aun pareciendo «la primera», el imán se abalanza hacia el  sujeto en cuestión irremediablemente. También, en ambos casos, te corroe la duda eterna de «si esto lo hace con ella, ¿lo hará conmigo y con toda la que se le plante por delante o yo soy la única con quién lo hace?«. ¡Já, qui lo sá!

¡Aparta, bitch!

♥  Gays

Sí, amigas, sí. Y es que, cada vez quedan menos heteros y, los que quedan, se engloban en los dos grupos anteriores. Decidme que, en algún momento de vuestra vida, os habéis sentido atraídas (poco, lo normal, muy mucho) por un tío interesante al que le gusta lo mismo que a ti: las pollas. Y claro, compartes momentos magníficos a todos los niveles, es totalmente perfecto excepto por un único y gran problema que os separa: el sexo. Algo que aprendimos con «La boda de mi mejor amigo«.

La vida sigue. Tal vez no habrá matrimonio, tal vez no habrá sexo, pero por Dios, habrá baile.

♥  Con la ex que nunca se fue

Conoces a alguien. Ese alguien te interesa. Tú le interesas. Os vais mostrando según el ritmo marcado (ese que no se dice, pero se sabe). Varias citas «sin etiquetar» y, de repente, ese alguien te dice un día: «esto de mi ex es un ir y venir, eh». ¿Perdona? ¿Cómo que un ir y venir? ¿Qué es, un trayecto en avión Madrid-Barcelona? Pues tranquilo, muchachote, que no soy un taxi. No espero. Y mucho menos a alguien cuya idea es ir tanteando al género femenino por si alguna de nosotras te hace olvidar a tu ex.

Espera, que… No, va a ser que no.

♥  Los sí pero no

Este grupo es tremendamente simple pero complicado de entender. ¿Por qué? Porque son aquellos a los que les encantas, se lo pasan de lujo contigo pero no pueden. «Querer es poder«, les dices. Pero no, porque les pones pero jamás te tocarían por el qué dirán. O no pueden porque tuvieron una pareja que les rompió el corazón y ya generalizan (también nos pasa a nosotras, no nos sintamos menos. Zas!). Porque, en estos tiempos que corren de inmediatez, mejor no arriesgarse demasiado, no vaya a ser que de tan poco sentir, al final sintamos algo. Y un largo etcétera.

Bravo. Exploto de emoción.

Y a vosotras, ¿os pasa actualmente u os ha pasado en alguna ocasión? Porque si no, empezaré a creer a uno de mis mejores amigos, que me llamó pringada hace mucho por fijarme en alguien totalmente inaccesible. Y es que, queridas mías, nos van los retos y a nuestro imán, parece que aun más. Las próximas veces, no olvidéis el ticket de compra y descambiadlo, ¡hacedme caso!