Buenas tardes María,

Tras leer tu post sobre las relaciones de pareja tóxicas, creo que quizás necesite un enfoque ajeno a mi círculo de amistades y me gustaría que tú me ayudases.

La relación anterior a la que creo que va a acabar conmigo, fue una relación de 3 años con un chico 4 años mayor que yo y con el que no acabé muy bien. Casi sin margen, comencé una nueva relación, algo que al principio no lo era (sólo era sexo) empezó a ir más allá, empezamos a quedar más a menudo: él venía a Madrid a verme y yo iba a Ávila para estar con él.

Con el tiempo empezamos con los “te quiero”, a hablar todas las noches antes de dormir, a desearnos los buenos días… como una pareja. Llegó un punto en la relación en la que ambos estábamos muy presionados y con muchas responsabilidades; él tuvo que empezar a encargarse de las responsabilidades de su padre y a mí la carrera cada vez se me hacía más dura. Así que con los primeros comentarios y críticas de mi círculo de amigos, le presioné, le agobié y terminamos (por teléfono).

1 mes después, coincidimos y hablamos del tema. La frase con la que me quedé de esa conversación fue algo parecido a: «Te agradezco mucho lo que haces por mí, pero ahora no quiero nada porque estoy agobiado. Quizás dentro de un tiempo yo me dé cuenta de lo que he perdido y entonces vuelva arrastrándome.» La última parte me dio falsas esperanzas, y cuando conseguí dejar de llorar por él volvió a hablarme a la semana. La conversación obviamente no acabó bien. Sentí la necesidad de preguntarle por qué me hablaba, a lo que él me respondió borde y con chulería. Con todo esto, he decidido decirle como me sentía, que lo había pasado muy mal y que ahora ya estaba bien y no podía entender que después de lo vivido haya sido capaz de hacerse mi amigo tan pronto. Su respuesta fue un: «Ok, pues no sé».

¿Es el perro del hortelano? ¿Debería eliminarle de mi vida?

Muchas gracias. (Irene)

Hola María,

Estuve hace 1 año y medio con un chico que es militar. Yo era virgen y no llegué a hacer nada con él porque pensaba que para tener relaciones sexuales tenía que ser mi pareja. Me encantaba pero no era una buena compañía porque soltaba comentarios muy machistas como: «me vas a salir más cara que una puta» o “espero que la chupes bien». Era un chico falto de cariño porque vivía solo desde los 16, y me encontró a mí, una chica de 18 años ingenua y buena. Aguantaba todo porque veía otras cosas que me gustaban. Mi hermana me hizo abrir los ojos y le dejé porque no me convenía. Me dejó de hablar durante un mes entero porque yo tenía que estudiar. Era muy golfo, estaba con unas y con otras, pero cuando estaba con él me hacía sentir bien. Le borré del Facebook y WhatsApp. En diciembre me volvió a hablar y volví a quedar, pero él sólo quería sexo, así que otra vez le borré de todos los lados. Al poco tiempo me volvió a hablar, quedé de nuevo con él, me llevó a su casa y con las copas y demás nos acostamos. He perdido la virginidad con él. Desde hace unos días no sé nada de él pero me da igual porque la última vez ya no sentí el feeling que teníamos cuando nos conocimos. ¿Debería arrepentirme de lo que he hecho si después ya no voy a volver a saber nada de él en meses? Siempre me hace lo mismo, vuelve cuando quiere y yo siempre estoy para él…

Muchas gracias. (Anónima)

 

Queridas lectoras de WLS,

Al tipo de vínculo que mantienen dos personas en una relación interpersonal se le llama “apego emocional”. Existen varios estilos de apego que determinarán la satisfacción de la pareja ya que éstos están profundamente relacionados.

Es complicado determinar el tipo de apego de una persona sin conocer el caso en totalidad, pero parece que ambas historias reflejan un tipo de comportamiento que a la larga puede traer más problemas emocionales que beneficios, algo así como un “ni contigo ni sin ti”.

Todas las capacidades emocionales que sacamos a la luz en las relaciones afectivas de pareja se desarrollan y aprenden, es decir, no nacemos con ellas. Esto quiere decir que todos aprendemos a relacionarnos con los demás. Es importante tener en cuenta que el tipo de comportamiento afectivo no implica que seamos mejores o peores personas. Cuando se juntan dos personas con distintos apegos o vínculos afectivos, dependiendo de éstas capacidades emocionales, se desarrollará un estilo de relación u otro, por eso algunas relaciones son tóxicas o dependientes y otras no.

Por supuesto que estas cosas se pueden trabajar. Las capacidades emocionales (lo que hoy en día se conoce como Inteligencia Emocional) igual que se aprenden se pueden desaprender, pero para eso las personas (parejas, en este caso) tendría que acudir a un especialista en psicología (o terapia de pareja) para trabajar en ello.

Irene, una relación a distancia requiere mucha disciplina y fuerza de voluntad por ambas partes para sacarla adelante. Actualmente, por lo que me comentas, la relación pende de un hilo y no se halla precisamente en su mejor momento. Si seguís manteniendo el contacto, yo te recomendaría que tuvierais una conversación seria sobre vuestra situación actual, vuestros sentimientos, vuestra perspectiva de futuro y sobre si estáis dispuestos a volver a estar juntos con todo lo que ello supone. Lo que no es sano es aparecer y desaparecer sin motivo cuando hay sentimientos de por medio, porque con eso no se juega. La madurez y responsabilidad que requieren las relaciones también la requieren las rupturas. Las idas y venidas continuas no hacen más que daño.

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Jugar con los sentimientos es como jugar con fuego, tarde o temprano te acabas quemando.

Anónima, por muy bien que te haga sentir una persona cuando estás con ella in situ, si cuando estéis separados el sentimiento no permanece, la angustia que eso supone no va a ayudar a tu bienestar psicológico.

La pérdida de la virginidad es un hecho que en Occidente se valora mucho pero que en otras culturas no tienen ni idea de qué es eso de la virginidad (esto por sí solo ya dice muchas cosas). De forma objetiva y a priori, que una persona mayor de edad mantenga sus primeras relaciones sexuales siendo plenamente consciente y haciéndolo de forma voluntaria, no tiene por qué conllevar sentimientos de preocupación. Eres libre de hacer con tu vida sexual lo que te apetezca sin estar condicionada por los dichosos estigmas hacia la sexualidad de la mujer.

Chicas, teniendo toda esta información en cuenta, dejo la pelota en vuestro tejado. Sois libres de escoger la elección que más se adecúe a vuestro parecer. Hagáis lo que hagáis, mucho ánimo a las dos.

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(también ayudo a resolver dudas relacionadas con la pareja, la sexualidad en el embarazo o postparto, crianza del bebé y métodos anticonceptivos)