No me gustan los malotes, no me gustan los ligones ni los chulitos, esos que van con actitud de perdonavidas. Vamos, que me gustan los chicos tímidos y tiernos, esos que dan ganas de achucharlos por lo buena gente que son. También me pasa con los personajes de ficción, en Sensación de Vivir me gustaba Brandon y en The Walking Dead me quedo con Glenn. Yo al igual que Sandy en Grease me habría enamorado del Danny Zucco romántico y dulce y no del que va de canalla. Pero claro, con películas como «A 3 metros sobre el cielo» o «50 sombras de Grey» que son exitazos parece que a todas nos atraen los que van de perdonavidas.
Os equivocáis generalizando y me molesta que piensen que las mujeres preferimos a los que van de rompecorazones o directamente lo son. No quiero que ningún tipo así se me acerque, atrás Satanás, quiero un chico buena gente, honesto, fiel, lo que todas conocemos como un buen tío.
Pues sí, chicas, seguramente a algunas os vaya la marcha y estaréis pensando que vaya aburrimiento, que si eso le quita emoción, que os gusta que os lo pongan difícil. Que os mola eso de que pase de vosotras, de que sea un follarín de los bosques y de que tenga fama de pendenciero, pero a mi no. La cuestión es que, a veces primero conoces esa versión edulcorada y después descubres que ese chico angelical te había vendido la moto y en realidad es el diablo personificado. Vamos que jamás me enamoraría de un tío que tuviera novia por eso mismo, porque un tío que es infiel no entra la categoría de «buen tío».
A mí me gustan los sensibles, qué queréis, una es así, será culpa de Disney o yo que sé pero a mi me gusta que me den los buenos días y las buenas noches, que me colmen de atenciones y que se les caiga la baba conmigo, pegajosos, cariñosos que quieran verme a todas horas. Vale, se que algunas estaréis reprimiendo las ganas de vomitar y otras estaréis de acuerdo conmigo pero que quede claro que si me gustaran las mujeres, si fuera una novia, también me gustaría que fuera así de moñas. Ya sea un maromo o una chati yo los quiero blanditos.
Y es que soy empalagosa y detallista y me gusta recibir lo mismo, aunque eso rara vez suceda. Me gustan los detalles románticos e inesperados, las notitas y todas las moñadas que se os puedan pasar por la cabeza. El problema es que se necesita de mucho tiempo para saber si ese chico es así porque quiere llevarte al catre o que realmente es su manera de ser.
Y no nos equivoquemos, que sea un buenazo no significa que sea soso, aburrido o malo en la cama, que nos venden que el malote es un empotrador y no es así. Ni el buenazo se conformará con la postura del misionero ni el canalla sabrá enseñarte Cuenca mejor que nadie. Además no hay nada que excite más que el saber que te estás tirando a una persona que realmente merece la pena, que de esos quedan muy pocos, os lo aseguro.
